COMPROMISO EN LAS MANOS ® 

Daniel Cortez 

COMPROMISO 

La ruta definida está llena de diferentes estaciones, lugares que desarrollan su historia propia en el avanzar de los pies, es mi responsabilidad de vivir disfrutando del viento que desgasta la piel, marchita las manos y me consume. Las noches se embelesan de dulces palabras, narcóticos que aprendí a consumir en oscuridad. En la soledad de un cuarto alumbrado por velas, las lágrimas de cera son llagas hechas calor.   

Siempre tomado de la mano de alguna princesa, voy enfrentando los demonios del pasado para no volver a caer, consumiendo los propios en besos, caricias, sudores; encontrando un oasis cuando la sequía parece hacernos insensibles. A veces sonrío ante las adversidades a pesar de que las cualidades emocionales se han ido deformando en este andar de posesión fortuita; donde ya no hay lasos, ni premisas, es un sólo escandaloso acto de amistad disfrazado de compañía. 

Estas son mis cartas, un boleto sin retorno a la vida que elegí conjugar en mis días, soy el pasajero fugas de ciertos caminos de ligero libertinaje, donde el compromiso es continuar existiendo, respirando este aire que a veces, sólo a veces, rasga la piel. 

EN LAS MANOS  

En mis manos he puesto mi sentir delineando letras, en ellas expreso lo que mis labios guardan, como algún cuento de hadas en el cual los protagonistas se reconocen al encontrarse en una estrella, o un deseo lleno de humedad entre un par de serpientes que buscan un oasis en lo cálido de la saliva para calmar la sed. 

Aprendí a hacer uso de todas las terminales que me da el tacto, no sólo escribiendo desarrollo mi sentido, por ejemplo: mis dedos son un baúl lleno de recuerdos en texturas, cordilleras y lagos, que han recorrido monumentos en los aprendieron a disfrutar de una erizada piel, saben a qué temperatura comienzan los fuegos artificiales (son tan arrogantes como para elegir el tono de ellos), y en la tempestad han aprendido a encontrar la forma del agua. 

He puesto en mis manos emociones, mi llanto en tinta, mi risa en signos de admiración, mis oraciones entre comillas, mi vida que se sigue escribiendo, en puntos suspensivos. 

Foto de Caryn en Pexels