Una de las maneras de realizar turismo en tiempos donde los espacios cerrados se perciben con incertidumbre y peligro, es el senderismo, el cual puede ser desarrollado en espacios al aire libre, rodeados de naturaleza y paisajes poco apreciados en ocasiones. Sin embargo, el itinerario del senderismo puede ser diseñado para visitar lugares no solo de intereses paisajísticos, sino también culturales, históricos y sociales a través de caminos o pistas. Es un recurso que forma parte del conjunto de la oferta turística, tanto para el turismo de interior como para completar y diversificar la oferta de naturaleza y aventura.  

Aranxa Solleiro  

Los senderos se pueden definir desde diferentes criterios, de acuerdo a diferentes autores:  

Un sendero es un camino trazado a través del espacio geográfico, histórico y cultural, cuyo recorrido es por lo general en circuito, con el propósito de estimular al caminante que lo utiliza (INDERENA, 1995). 

Un sendero es un pequeño camino o huella que permite recorrer con facilidad un área determinada. Los senderos cumplen varias funciones, tales como: Servir de acceso y paseo para los visitantes. Ser un medio para el desarrollo de actividades educativas (Tacón, 2004). 

Los senderos son instalaciones que se encuentran habitualmente en las áreas naturales de todo el mundo. Su construcción ha evolucionado desde el simple corte de la vegetación para que pasen los visitantes a caminos sofisticados con suelo de madera, puentes de piedra, etc. Igualmente, el diseño de senderos ha evolucionado hasta llegar a importantes métodos científicos de planificación. Y que la localización y el diseño de un sendero sea un instrumento fundamental para minimizar el impacto sobre los recursos, y asegurar la máxima satisfacción del visitante (Heras, 2005). 

Un sendero turístico tiene como finalidad un recorrido temático propio de una comunidad o área geográfica determinada, que permite el conocimiento de uso, valores y atractivos más particulares del territorio, capaz de atraer visitantes y motivar su desplazamiento a lo largo del sendero, maravillándose con sus paisajes, visitando los atractivos, realizando actividades deportivas y de naturaleza, utilizando los servicios que se ubican a lo largo del mismo.  

Por otra parte, algunos de los objetivos de los senderos turísticos son: permitir al visitante observar y experimentar ciertos lugares, descubrir espacios que no han sido tomado en cuenta de manera masiva como los puntos turísticos con mayor afluencia y evitar que los viajeros transiten por zonas peligrosas o que pueden provocar daños ambientales. 

El Estado de México cuenta con una gran variedad de destinos con riqueza natural y cultural, los cuales pueden recorrerse a través de este tipo de turismo: Valle de Bravo y sus montañas, Avandaro, Malinalco y Chalma. Así como Tepotzotlán, la Marquesa, Jilotepec, Aculco, El Oro y el Volcán Xinantecatl, siendo solamente algunos destinos de los más de 125 Municipios que conforman a la entidad y que si bien no todos cuentan con la facilidad de incorporar actividades de senderismo, la gran mayoría son privilegiados por el tipo de flora y fauna con la que cuentan. 

En un sendero, los visitantes pueden adentrarse en un viaje de conocimiento y encuentro con la naturaleza, muchos de ellos cuentan con paradas interpretativas diseñadas, para personas con capacidades especiales, que es una de los elementos más importantes que deberían tenerse en cuenta. Dentro de cada sendero se puede apreciar y conocer de cerca, de manera pedagógica y didáctica, la biodiversidad de cada lugar, despertando así la conciencia del respeto y cuidado de la naturaleza.  

(Foto: Aranxa Solleiro )