Detrás del cuidado de una sociedad, no solo se encuentra la vigilancia gubernamental, sino los sujetos sociales que permiten que diversas estrategias creadas por ésta, sucedan. Durante los últimos cuatro meses se ha percibido en mayor relevancia el esfuerzo de habitantes, los cuales diariamente -incluso antes de que la pandemia iniciara-, salían cada mañana de sus casas para entregar bienestar a quienes los rodean.  

Aranxa Solleiro  

Seis de la mañana, la puerta de su hogar se abre, dejando a sus dos hijos seguros dentro de él. Mientras tanto, renace el compás del movimiento de los pies y las manos que activan el deber de la jornada laboral. Siete de la mañana, el ejercicio inicia, un contenedor con dos ruedas que permiten el comando de Laura Esquivel acompañado de dos escobas, una hecha de ramas de árbol y la otra de una planta llamada sorgo escobero, de la cual se conforman la mayoría de las escobas comunes, de esa manera, se dispone a no darse por vencida y recolectar lo que para otros es inservible.  

Saluda a los compañeros que se cruzan en el camino, a momentos, si es que el bullicio que cada día ensordece más lo permite, se escucha el rumor de que más compañeros se han infectado, que algunos terriblemente han fallecido y no pudieron más. Por supuesto, dentro de sus ojos se diluyen pigmentos de temor, de que por accidente pueda ser ella quien padezca el mal y que no solo salga con pesares ella, sino también sus hijos.

Laura de 29 años, lleva trabajando siete años en el grupo de recolectores de deshechos de la ciudad de Toluca. Con una carrera en administración no ejercida, la vida y sus contrastes le presentaron ese camino y no obstante las circunstancias, es sumamente agradecida por contar con un empleo, especialmente en medio de una catástrofe mundial.  

“Yo sé que no gano mucho pero la verdad es que el trabajo se me hace bueno, te dan prestaciones, servicio médico y aguinaldo. Hay muchos sitios en donde ya no te dan nada de eso. Además el horario es cómodo, trabajo solamente de siete de la mañana a dos y media de la tarde y no tengo necesidad de quedarme más tiempo. Eso me ayuda a atender otro tipo de actividades con mi familia.” Mencionó Esquivel. 

Empero, a pesar de contar con apoyo de parte del Ayuntamiento de elementos de protección comunes (guantes y cubrebocas), Esquivel asegura que el riesgo sigue existiendo, puesto que está comprobado que los cubrebocas comunes no son de mucha protección a comparación de los que son indicados como los KN95, los cuales son desechables en su mayoría y sería contradictorio invertir para seguir contaminando, es así que ha adquirido el suyo de manera externa con la característica de ser lavable y de esa forma sea reutilizable.  

“No es posible que la gente no entienda, se dice que tenemos que cuidar al ambiente por todo lo que sucede de la pandemia pero lo que más me encuentro en la calle son cubrebocas tirados, entonces creo que eso también es porque los que más se usan, son desechables y no pueden ser utilizados tantas veces. En lugar de ir mejorando, yo creo que vamos tratando peor al mundo.”  

Dos mil ochocientos quincenales y un solo día de descanso son sustento para seguirse enfrentando en ocasiones, a personas que menosprecian su labor o que se dicen superiores por el simple hecho de no laborar en el mismo sector que ella. Cuando por el contrario, se debería de dar respeto y reconocimiento a su esfuerzo de mejorar el entorno.  

Los habitantes de Toluca generan diariamente más de mil 50 toneladas de basura. La recolección, traslado y disposición final de cada una de ellas le cuesta al municipio 677.25 pesos, por lo que en total se pagan 711 mil 112.50 pesos.  

El año pasado, el gobierno municipal destinó 259 millones 556 mil 63 pesos por  el “tratamiento” de 383 mil 250 toneladas de basura, cantidad casi equivalente al presupuesto de egresos que ese año asignó el Municipio al concepto de servicios generales.  

Sin embargo, Laura lo único que pide es hacer más consciencia de la labor que desempeñan ella y sus compañeros, y que el cuidado al medio ambiente, así como el de la disminución de la propagación del virus es una obligación de todos.  

(Foto: Aranxa Solleiro )