La vida de un mesero y cocinero o cualquier trabajador en un establecimiento de preparación de alimentos y bebidas, debe de mantener un riguroso cuidado desde siempre o por lo menos desde la invención de los dispositivos M y H, los cuales fueron desarrollados en 1990 por la Secretaría de Turismo para certificar que se tiene un adecuado manejo de alimentos y bebidas, especialmente en aspectos de higiene.
Aranxa Albarrán
A inicios del surgimiento de la Influenza, las medidas de precaución se intensificaron, logrando que la mayoría de los establecimientos los consiguieran a través de un proceso de evaluación. Hoy en día, los distintivos parecen casi insuficientes, puesto que los cuidados tales como: el manejo de alimentos, la limpieza en superficies, en utensilios, en loza, en elementos como caja de cobro y en terminales bancarias, deben de estar desinfectadas por lo menos cada que un cliente los utiliza.
El semáforo epidemiológico marcando naranja, ha permitido la reapertura y el acceso de comensales a un aforo del 30 % en dichos espacios, esto puede resultar significativo para algunos, puesto que su establecimiento tiene la capacidad de aceptar a un número considerable de personas, en cambio otros, parece que prefieren mantener el servicio a domicilio y para llevar, en tanto que tienen una capacidad más reducida.
Sin embargo, existe también el trabajo potenciado de los trabajadores, quienes ya no solo deben de tener un cuidado minucioso a la hora de preparar alimentos, servir los productos o limpiar mesas, sino que ahora deben de considerar cuidados personales para no recibir el golpe impredecible de un virus.
¿Cómo es la vida de un mesero en estos días?
Pedro Hernández, 56 años de edad y 27 de servicio lo comenta:
“Me parece que todos debimos de incorporar las medidas de higiene desde hace mucho tiempo. Cuando estuvo la influenza empezamos a usar el gel antibacterial y debíamos de tener en el baño jabón siempre para la limpieza de manos, además de los señalamientos para recordarle a los comensales que deben de hacerlo antes y después de ir al baño, pero hoy tenemos que recordarles el uso de cubrebocas, el uso de gel, la toma de temperatura al entrar y los menús los tuvimos que hacer en una lona grande para que ya no se estén tocando los impresos.”
¿Cuál es la rutina de un mesero antes y después de la llegada de un comensal?
Antes de abrir debemos de limpiar bien todo el lugar, aunque lo hacemos antes de cerrar, no importa. Debemos de traer siempre nuestro cubrebocas y guantes, sobre todo para que los que vengan a comer se sientan tranquilos de que no tocamos sus platillos o lo que ordenen con las manos, por supuesto que nos estamos limpiando constantemente los guantes también. Usamos careta y tratamos de mantener todas las mesas bien separadas para que no exista ningún roce entre los que estén adentro. Posterior a que se van, limpiamos de inmediato los asientos y la mesa con cloro y agua.
Cuando llegan preguntamos si pedirán para llevar o consumir adentro, cuando pasan, anotamos su nombre en una libreta para posible seguimiento después en el caso de que ellos se contagien o nos contagien a nosotros, les ofrecemos gel antibacterial y tomamos la temperatura que registramos a un lado de su nombre, si tiene 37 ° no les permitimos el acceso.
¿Considera que las jornadas son más fatigadoras implementando más medidas de protección?
Sí lo son, antes no teníamos que hacer tanto y hay momentos en los que las pocas personas que se encuentran adentro, te piden atención y al mismo tiempo debes de estar al pendiente del que desee entrar para que no se pase sin que hagas todo el procedimiento. Pero es seguridad de uno y debemos de hacerlo para que no tengamos consecuencias. Por fortuna solo tenemos poca gente, atendemos entre dos a tres mesas en tres horas, por ejemplo pero sí tenemos más gente que viene y pide para llevar o nos llaman y nos rotamos para llevarlo.
¿Qué ha sido lo más complicado al momento de interactuar con los comensales en la nueva normalidad?
Hace poco tuvimos el caso de un cliente que tenía 37.2 ° de temperatura y no le permitimos el acceso por seguridad. Le pedimos que esperara unos minutos para ver si bajaba porque puede que al venir en auto, la temperatura corporal aumente pero se enojó y no fue muy agradable con nosotros. A veces uno desea que los demás se den cuenta que como todos tenemos también la necesidad de trabajar y hacer bien las cosas, de protegernos a todos, que si lo hacemos no es porque no queramos que estén sino por su seguridad y la de nosotros.
O también hay momentos que se molestan porque pedimos sus datos para anotarlos en la libreta y piensan mal, que les podemos hacer algo o buscarlos con otra intención. No es sencillo para ninguno.
Movilizar a la economía no solo depende de nuevas ganancias, sino que se ponen en juego diversos elementos que pueden ser motivo de afectación para algunos, no solo en el sentido de salud sino en el anímico y psicológico.
Los restaurantes y centros de consumo de alimentos y bebidas están sin duda, mejorando sus ganancias, no obstante tal vez será el momento de pensar en mejores dispositivos y con mejora en los procesos de evaluación para que cumplan estrictamente con los nuevos estándares de higiene y calidad en el servicio.
Foto: Aranxa Albarrán
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