PERIODO ® 

Daniel Cortez 

Descubro en lo gris de una sombra los ojos perdidos que dejaron de ver el mundo real, cuando el trayecto se volvió inseguro y se torna en un divagar en lo recóndito de las emociones, donde la inconsciente sangre (que aún hierve), altera los instintos. Lúgubre caminar encarcela ese gesto de ceño fruncido en las voces de un viento que me congela, la mano que acaricia envenenando lo que toca, escribe versos sin sentido en la desnudes de la noche; es como una enfermedad que absorbe a su paso todo lo que reconoce, sólo deja rastros de algo que acorta la memoria, olvidando todo lo que existió. 

Aún respiro el aire que me contamina, esté que persiste en mantenerme atento en las esporas intermitentes de un sombrío palpitar.  Enfermo, nostálgico, adicto al cálido aroma de la humedad que lubrica los labios y eriza mi cuerpo; adicto a las texturas cambiantes de las curvas de una piel que provoca fuego; adicto al mar de sentimientos al terminar exhaustos, dormidos y entrelazados, olvidando que al despertar continuará la rutina de buscar pasos marchitos, lacerados por las espinas; aquellos acostumbran a teñir de cálidos momentos lo que perece al terminar el ciclo.  

Soy de los que regresan a ciertos lugares para inhalar cenizas castigando la soledad, he seguido el rastro que dejo en el camino de las letras, contado mis pasos tantas veces en una quimera que ya no sé dónde se encuentra la realidad, ni a donde me lleva… Lo que tengo claro es que soy un animal que vuelve después de consumir latidos en la emoción de una luna menguante, un depredador que regresa a ti a pesar de las distancias, porque sé volver a casa. Este es mi periodo, que dura más de 5 días de algo que es más… que el breve fuego de caricias y besos. 

Foto: Engin Akyurt en Pexels