El abrazo entrañable entre un padre y una hija que no se han visto por años y, por fin logran hacerlo luego de una larga temporada, es una escena que hoy es parte del pasado.  Saludar de beso, abrazar, estrechar la mano, acariciar, y muchas otras muestras de afecto, efusividad, aprobación, y cariño humano; hoy pueden ser letales. Es así, que tal situación nos hace replantear la forma en la que nos relacionamos. 

Alicia Guzmán Portillo* y Raúl Lógo** 

La actual pandemia nos permite hacernos mucho más conscientes de lo importante que es el contacto humano y de cómo nos rodeamos los unos de los otros y cómo habitamos los espacios y nos comunicamos todos los días.  

Como latinos es mucho más natural y característico expresar el afecto y la calidez humana a través de la corporalidad y eso es algo que bien reconocen los extranjeros cuando nos visitan, o a la inversa, cuando un latino visita o vive en otro país. A partir de esta pandemia es posible preguntarnos ¿Cómo está repercutiendo la pandemia en la forma de interactuar y de comunicarnos los unos con los otros? Y más aún ¿hacia dónde lleva todo ello? ¿Será que podremos idear nuevas formas de sustituirlo? O, ¿Quizá cambiaremos como sociedad las formas de compartir, de estar, de vivir? 

Sabemos que las grandes poblaciones en las ciudades latinoamericanas, nos obligan a estar hacinados. Habíamos desdibujado el espacio vital del otro, estaba normalizado invadir la corporalidad: ejemplo de ello son los transportes públicos retacados de personas muy por encima de la máxima capacidad de éstos. El día a día, permitía ver escenas de ese tipo por todos lados, tocar extraños o desconocidos, o estar en contacto con sus cuerpos; respetar el espacio ajeno es hoy forzoso. 

De este modo ¿en 5 o más años recordaremos las formas de interacción anteriores? Las generaciones que vengan ¿cómo van a comportarse? ¿Se transformará esa interacción que nos caracteriza? ¿Cómo observas tú que vas a interactuar? 

En los actos protocolarios, por ejemplo, era muy revelador ver los saludos de mano, tocar el hombro, etc. ¿Será entonces sólo un recuerdo generacional esta forma corporal de interacción que otras generaciones no conocerán o siquiera imaginarán?  

¿Cuánto estás dispuesto tú a ceder y a interactuar con tal de estar seguro y sano? ¿Con quiénes sí y quiénes no? ¿De qué te privarás o evitarás? El contacto se potencializa de dos formas: Es más apreciado, y más selectivo. 

*Socióloga y Fundadora de Metáfora, contenido digital estratégico @desveladologa 

** @raul_logo