DESTELLO ® 

Daniel Cortez 

La belleza sigue siendo un enigma ante la perspectiva que se pueda tener según nuestras historias y entre más fino puedan verse las gotas deslizarse en los pétalos de las flores, mi éxtasis lo encuentro en el relámpago que estremece e ilumina mi intemperie. Lluvia, el cielo gris genera por momentos un poco de añoranza en el camino diario de la rutina, el paraguas cubre lo necesario para ver las gotas acribillar el suelo, tiendo a reconocer el aroma a tierra mojada en la brisa que humedece la tez y en un proceso físico empaña las micas de los anteojos. 

Este es el camino que me tocó recorrer hoy para llegar al cuarto oscuro donde me esperas, en ese, en cual el rollo se revela como en la antigüedad, para encontrar imágenes al tacto y sensaciones al pulso, el proceso artesanal guarda los detalles, las notas escritas en un par de miradas, no puede haber brisa mejor que la que me encuentro en la cascada de los labios al buscar tu sonrisa, ese es el paisaje perfecto para aventurarnos a hacer de la tarde lluviosa un paisaje. Se ilumina con un destello el ambiente mientras retumba el suelo, los cristales se vuelven a empañar en la otra perspectiva donde la piel mojada hace de este lugar una extensión de la beldad.  

Al paso de la hojarasca seguimos siendo la belleza inesperada de la foto que estuvo a punto de velarse y por extraña razón sólo le dio un matiz diferente a lo que se ve, un eco del gemido que se perdió mientras estorbaba la ropa, un beso furtivo donde los pliegues se unen y forman figuras geométricas. Seguimos existiendo aún en la lejanía que a veces alcanzan nuestros cuerpos, en un camino donde se disfruta de la vista para poder terminar y venir hasta ti, porque nuestra vida ha formado un retrato en un cuento, que por más difuso que este sea, continuamos tomados de la mano. 

Foto: Johannes Plenio en Pexels