Daniel Cortez 

SUEÑOS CONSTELADOS 

Estrella sollozante de vanidades, besas la luna roja. Noche solitaria al aspirar versos, dulce sueño compartido por serpientes, ternura solitaria que expresa el viento.  

Paciente astro de otoño, en tu dieta figura el cariño y reprimes cualquier intento de tocarte, aquí en tu reino ningún siervo piensa en pisar el cielo. Vanidosa imagen seductora de palabras, brilla en mí el deseo de tocar tu sueño alejarte de la dieta, derramar mi cariño, germinar en tu extraño terreno, donde las serpientes recorren las flores que respiran lento. 

MIS MALAS INTENCIONES 

Hace un tiempo dejaste pintado algo de ti en mi piel, el reloj ha avanzado y mi tacto aún sigue deseando tu textura, pienso en el encanto de tu mirada posándose en mis labios mientras muerdes los tuyos, lo sé, soy banal en lo terrenal de un cuerpo, o al menos a eso suena, sin embargo soy más profundo, de verdad deseo cautivarte, hacerte cambiar el mundo con un poco de sudor; no es deseo físico, es el punto intimo donde sentir sea el gemido eterno de una emoción y continuar reflejado en tu sonrisa. 

No es magia, ni palabras bonitas en la cacería de una fantasía, es mi forma de ser directo, adentrarme a una respuesta que puede ser afirmativa, posarme en tu hombro, y acariciar tu cuello, al paso del tiempo uno descubre que lo que es leal, tiene que ver un cuerpo desnudo, un poco de brisa salada (sea sudor o lágrimas) y un abrazo efímero al calor de dos almas. 

Hoy confirmo mis malas intenciones, pretendo robarte el suspiro mientras pienses en nada, seré tu mejor recuerdo al caminar de los meses, no presumo de habilidades especiales, pero dejo en claro que tu mirada sabrá lo que es sentir mientras un beso acelera tu ritmo, mis dedos erizaran tu piel y así te enseñaré a descubrir que aún en los momentos se puede sentir y dejar el espíritu intacto, mientras la deidad funciona, para que nuestro lazo sea un recuerdo eterno. 

Foto: Felix Mittermeier en Pexels