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Cantar las Cuarenta  28

Don Dámaso  

“…la Silla del Águila, es nada más y nada menos que un asiento en la montaña rusa que llamamos La República Mexicana.” 

Carlos Fuentes, La Silla del Águila, 2003. 

“No tenerlas todas consigo”: no son tiempos de definiciones… son tiempos de interpretaciones. 

En una democracia los períodos de definiciones están perfectamente establecidos por las leyes; incitar, sugerir, pedir, más allá de la demagogia, suena a querer trastocar la esencia democrática. 

Más allá de preguntarnos ¿por qué?, ocupa hacernos la pregunta ¿para qué? 

  • ¿Para qué seguir alimentando el odio, el rencor y la división entre compatriotas? 
  • ¿Para qué atacar a la libre empresa? 
  • ¿Para qué “desangrar” a la clase media? 
  • ¿Para qué declarar “la nueva normalidad”? 
  • ¿Para qué demostrar que no necesita el cubrebocas? 
  • ¿Para qué hace evidente su actuar voluntarioso, sesgado y temerario? 
  • ¿Para qué abandera el miedo y la incertidumbre? 

Jugar a cartas vistas”: El más famoso de los historiadores contemporáneos y una de las voces más autorizadas de la izquierda, el inglés, divulgador de Marx, Eric Hobsbawndesde los años sesenta se apasionó por recorrer Latinoamérica y convivir con líderes sociales de ese entonces; él veía que la historia en esta región no tenía sentido, opinión que según escribió, también compartían norteamericanos y rusos; además presagiaba que: “En las próximas décadas (1960-1970) es muy probable que la región más explosiva en el mundo sea América Latina”. 

Uno de sus libros presentado en 2011 y  titulado: CÓMO CAMBIAR EL MUNDO, invitó a sus lectores a reflexionar sobre la cuestión de cuál será su futuro y el de la humanidad en el siglo XXI. Vale refrescar sus enseñanzas, por considerarlo oportuno, siendo además reconocido como el “pensador clave de la historia del siglo XX”.  

También reseñó sus experiencias en América Latina a través de varias notas que a la postre fueron recopiladas e integradas en libro titulado ¡VIVA LA REVOLUCIÓN! en donde concluiría que la migración del campo a las ciudades, tarde que temprano generaría conflictos sociales; a la población los describía como políticamente ignorantes e inocentes, y comprar sus votos, cuesta poco. Resulta enriquecedor estudiar a este intelectual interesado en los países entre el Río Grande (Bravo) y el Cabo de Hornos que argumentaba que para conocerlos y que nuestras conclusiones tuvieran sentido “no debemos observarlos bajo nuestra luz sino iluminados por la de ellos”. 

“Si yo tuviera que resumirlo en una oración sola, diría que la política latinoamericana está determinada por el hecho de que la independencia nacional llegó al continente más de un siglo antes de que la gran mayoría de su población ingresara a la vida nacional”. Para Eric, la depresión de 1930, marcó el fin de la Edad Media en América Latina. Es cuidadoso al darle a México un trato diferencial en sus reflexiones publicadas en 1963 y agrega: “En términos generales - siempre dejando del lado casos especiales como México- solo hace unos veinticinco años que la gran masa de los latinoamericanos comenzaron a ser sujetos y no objetos de la historia de sus países”. 

No se encuentra ningún sentido ni mucho menos bajo la óptica de un nacionalismo identificado con nuestras raíces, que se pretenda considerar objetos a los mexicanos en la impronta nacional, tratando de colocarnos en el mismo combo que las repúblicas bananeras al sur del Suchiate, cuando uno de los más connotados seguidores de Marx nunca lo vio así.  

Concluyó con este párrafo del segundo libro que cité de Hobsbawm: “…dos grandes países han demostrado capacidad y habilidad gerencial en la economía en la tradición de la empresa privada: México y Brasil.  Ninguno es una economía capitalista en el sentido clásico liberal. Ambos se apoyan en buena medida en la Financiación del gobierno, en industrias nacionalizadas y en el control estatal. Las clases medias de estos países distan de ser conservadoras. México se apoya sobre la mayor revolución social llevada a cabo en América Latina antes de la cubana, una revolución que duró desde 1910 hasta 1938…” 

“Todo lo que podemos decir hoy es que Cuba (por un lado) y Brasil y México (por el otro), proveen modelos de cambio que ellos mismos han creado. Ningún otro país los ofrece”. 

¿Para qué se busca seguir destruyendo nuestra historia, nuestras instituciones emanadas de la Revolución Mexicana? 

“Carta en la mesa pesa”: Cuanta razón tuvo Carlos Fuentes…al final la montaña rusa en manos inexpertas e imprudentes se descarriló causando pérdida de vidas humanas. 

Twitter: @dondamaso40

 Foto: Esteban Lopez en Unsplash


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Nacional
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