¿Qué Alternativa Tenía el Gobierno Para No Sacar al Ejército a las Calles?  

Lucio Ramírez Medina*

Queda claro que el gobierno federal se fue por la decisión más práctica al echar mano del Ejército para atender su obligación de brindar seguridad a los ciudadanos en sus personas y en sus bienes patrimoniales en todo el territorio nacional, pero la alternativa que tenía era el federalismo y el municipalismo para coordinar la labor policial entre federación, estados y municipios.  

Debilitar a los cuerpos policiales de las tres instancias de gobierno equivale a renunciar en los hechos, a la decisión de mantener militarizado el territorio nacional atendiendo cuestiones aduanales, de contención migratoria, construcción de obras cuestionadas como refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto Felipe Ángeles; o la aplicación de programas federales como Sembrando Vida o el Banco del Bienestar en las zonas rurales y urbano populares.  

El complicado panorama económico, político y social que se avecina ante los efectos devastadores que está dejando la pandemia del coronavirus en materia de pérdida de empleos y la consecuente dificultaf para asegurar un ingreso salarial en millones de familias, también será labor a atender por parte de los elementos militares para evitar saqueos, robos, secuestros y asesinatos.  

Pero hay un factor fundamental en la decisión presidencial de enviar nuevamente al Ejército a las calles para tareas de seguridad, y va directamente con la creciente rebeldía de gobernadores y ayuntamientos ante lo que consideran decisiones injustas en el manejo presupuestal, el reparto equitativo que mandata la ley en materia fiscal y el manejo de la crisis provocada por la pandemia.  

Un tercio de entidades federativas se ha pronunciado públicamente por la revisión del pacto federal fiscal para obtener recursos económicos en función directa de la aportación que hacen a las arcas federales; a la vez que han tomado decisiones diferentes a las ordenadas por la Secretaría de Salud, para garantizar el cuidado de la población y su retorno seguro a la actividad económica.  

Se perdió, entonces, la gran oportunidad de fortalecer el federalismo, el municipalismo y la profesionalización policial en las tres instancias, así como al Ejército en sus cuarteles como último bastión de la seguridad nacional, que es siempre la mejor vía para asegurar la vida democrática, libre y plural en la nación.  

*Licenciado y Maestro en Periodismo   

lurame_3@hotmail.com @luciorm