La pandemia por COVID-19 ha tenida altas implicaciones sociales, uno de los grupos más afectados es el conformado por personas que buscan a familiares que fueron víctimas de desaparición. Hoy las búsquedas a pie no son viables, los recursos comienzan a escasear y la desesperanza a aumentar. 

Miguel García Conejo 

Datos de la Secretaría de Gobernación y de la Comisión Nacional de Búsqueda revelan que, las entidades que concentran un mayor número de personas desaparecidas, de todas las edades, son Tamaulipas con mil 611, el Estado de México con mil 503 y Puebla con mil 185. 

Eliana García, activista y acompañante de familias de víctimas de desaparición, consideró para poder medir lo estragos de la pandemia por COVID19, en esta materia, se contactó con 34 colectivos de 20 estados del país, y logró establecer que, a la fecha, al menos 721 personas buscan a un ser querido desaparecido. 

“Hay muchas personas adultas mayores y algunas con discapacidad motora y mental que están buscando a alguien que aman, además, 328 son abuelos que no sólo se hacen cargo de sus hijos, sino también de los hijos de su familiar desaparecido”. 

El COVID19 sólo profundizó los problemas para poder continuar la búsqueda de víctimas de desaparición forzada, pues la activista lamenta que la mayoría de las personas, víctimas indirectas de este fenómeno, están en el sector informal ya que necesitan tiempo para dedicarse a la tarea de encontrar a quienes aman, pero con la Jornada Nacional de Sana Distancia, el trabajo disminuyó por lo que están divididos entre seguir buscando y poder llevar un bocado a la boca, pagar renta y gastos fijos. 

Es por ello que lanzó la iniciativa #YoApoyoParaEncontrarles, apoyada por el colectivo El Día Después, a través de a cual se reciben donaciones para aquellos que tienen una familia incompleta a causa de la violencia que inunda al país y que no descansa en tiempos de pandemia. 

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