Murió una forma de hacer política, DEP Don Ignacio Pichardo Pagaza  

El estado de México ha tenido diferentes escuelas políticas, la cuales a través del tiempo han representado avances y retrocesos en la calidad de vida de sus habitantes, no obstante que todos los gobernantes han formado parte de las filas del Revolucionario Institucional. 

Ramón Cuevas Martínez* 

Don Ignacio Pichardo fue heredero de la escuela Hankista, caracterizada por ubicar en los puestos públicos de primer nivel a especialistas de las diferentes ramas de la administración pública, y aunque a primera vista parecía que entonces el único que hacía política era el gobernador y que los demás funcionarios resolvían el trabajo eminentemente administrativo, en la realidad no era así, la política se operaba desde el gobierno, en cada oficina pública, con excelentes resultados. 

El Profesor Germán Garciamoreno, cercano colaborador y amigo del exgobernador Pichardo, nos regaló una columna con vivencias personales que tuvo en su época de funcionario público Pichardísta; una vez que la leí, me quedó claro que retrataba con mucha sencillez y claridad la forma como se tomaban decisiones acertadas en el gobierno estatal. Me explico: 

Refiere el profesor que siendo el Lic. Pichardo Secretario General de Gobierno, realizaban una gira semanal a Nezahualcóyotl -en aquel entonces la Ciudad Pérdida más grande de América Latina- y que luego de 4 años de trabajo ininterrumpido lograron dotar a 400 mil habitantes de seguridad sobre sus viviendas (se las escrituraron), y servicios públicos indispensables como agua, drenaje, electrificación, educación y salud, lo que detonó el desarrollo y la urbanización ordenada de aquella zona. Esta última línea es apreciación mía.  

¡Llama la atención la claridad con que se resolvían los problemas!, desgraciadamente para nosotros de manera diferente a como se realiza hoy. No creo equivocarme al señalar que, si ese problema llegara a existir el día de hoy, el gobernante actual -de cualquier partido- habría creado un programa de desarrollo social que abarcara la entrega de apoyos en especie a cada uno de los habitantes de Neza, o si quieren más cercanía a la realidad, el actual titular del gobierno federal habría entregado a cada familia un cheque mensual para ayudarles.  

La respuesta que encuentro a la excelente forma como se emprendían y concretaban esas tan atinadas decisiones por el Lic. Pichardo, tiene que ver con la formación de los cuadros de la administración pública de aquel entonces. En su vida pública y una vez que se retiró a la vida privada, siempre se supo de la preparación que detentaba Don Ignacio Pichardo en el dominio de la ciencia de la administración pública, bien lo atestigua su libro de Introducción a la Administración Pública (avalado por CONACYT), y también el hecho de que haya elegido pasar los últimos años de su vida como investigador emérito de la UAEM en un modesto cubículo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. 

Agradezco al Maestro Mauricio Valdés la oportunidad que tuve de hacer comentarios a su último libro, ya que me brindó la irrepetible posibilidad de coincidir con el Lic. Pichardo, donde tuve la posibilidad de admirar su excelente lucidez mental aún a su avanzada edad. Descanse en Paz. 

Aprendamos de esa generación, la que se formó en la función pública y tomaba decisiones informadas, y desaprendamos un poco de la actual forma de tomar decisiones, la de la rentabilidad política de la siguiente elección. Al fin y al cabo, el reto de este nuevo milenio es tener la capacidad de desaprender.  

*Consultor en Gobernova 

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