CICATRICES ® 

El fuego se encuentra esparcido en la almohada, abrasador motivo se amolda al bastidor de la tarde lánguida, aquella que clama inspiración en pinturas frescas formando retratos de lluvia. (Dado que en el sutil momento sólo se respira la esencia de su cuello descubierto; la escena del crimen aún no tiene pruebas incriminatorias). 

Daniel Cortez 

Sus cicatrices son sueños de una alabanza extraviada por el tiempo, lugares donde la felicidad encontró fecha de caducidad en el frágil cuadro de su blanca piel marcada... en sus pliegues noto que la tinta ha derramado en ella diferentes anhelos, dibujos y fragmentos de historias que quizá le cuenta al viento en las noches antes de dormir para calmar su lamento.  

Delineo entre mis dedos los capítulos intensos de los lunares que marcan su espalda intentando descifrar el infinito, jeroglíficos de huellas imborrables en el balance de las heridas. Utilizo mis labios para cubrir la remembranza ante tal desnudes, la abrazo rozando su entusiasmo, respiro silencios; sus notas musicales esbozan una mueca,  habla de lo que siente al cantar las canciones que hacen emotivos los latidos, observo su boca mover para entender entre líneas el sentimiento. 

A oscurecido, con la luz apagada su sonrisa sigue brillando, mis manos, miden e imaginan el tamaño de las constelaciones que forman sus ojos al verme, la envuelvo en mis brazos, ella se pierde en el eco sonoro de la plática que habla de libertad, yo me imagino escribiendo con ella un capítulo más en su libro, siendo una cicatriz que su piel no cuente como fracaso, que sus besos guarden lo cálido de la saliva; ser una herida que sangre y en su narrativa siempre  regrese a encontrar un sorbo de vida sin melancolía, ser un tatuaje sin tinta que marque sus venas, y le recuerde, que tiene corazón. 

Foto de Pixabay en Pexels