VOLVER A NACER ® / EN LAS FLORES ® 

Daniel Cortez 

VOLVER A NACER 

Dispongo de un instante para ser una hoja, deslizarme en el viento, agonizar en otoño, perecer en invierno. Germinar, surcar la tierra, tomarte de la mano, buscar un sueño, embriagarnos en agua, perder la memoria, olvidar…  

Volar, girar, ser arena, desmoronarnos en el tiempo, distorsionar las historias, recorreremos el breve espacio y juntos… volver a nacer.  

EN LAS FLORES 

Las flores emergen nuevamente en este cuarto oscuro, los tulipanes, orquídeas y rosas, regalan diferentes sensaciones al tacto que va arando tu espalda, piernas y pliegues. A veces es bueno buscar el rocío que alimenta la cosecha en el regazo donde sentimos la humedad en lo dilatado de un suspiro, cabe mencionar en esta afirmación que hay posturas donde la briza nos lleva a la mar cuando el movimiento destila sudor, y los campos se riegan tanto, que nacen caminos de pétalos a tu vientre. 

La lluvia se encarcela en la piel para poder hacer riachuelos mientras  los labios se extasían de sabores frutales, debo reconocer que hace tiempo ya había  descubierto el viñedo al final de los 69 besos que hay de distancia entre tu espalda y donde culminan tus caderas, y es por ello que cada vez que bebo el vino de esa cordillera me pierdo en la embriaguez de aquella dulce sensación que me dejas en la lengua. 

Esta es la celebración que tenemos en el profundo sabor a café de nuestro desvelo, es la primavera a su máximo esplendor deshojando margaritas, jugando a encontrar aromas que hipnotizan el ambiente en el que sin ropa somos libres. Y en cada noche que colmamos de ternura el espacio entre nosotros, siempre hay un rito, en el cual, nuestros cuerpos se vuelven un instrumento para nacer en historias, elementos, sueños. Nos fundimos en la ternura de un pétalo teñido por el carmín, en la dulce herida de la espina que marca los sentidos, y en las flores que acarician los latidos hasta lograr bullir la sangre.  

Foto de Irina Iriser en Pexels