As de Oros: Juan Rodolfo a la altura de Toluca: “Ante este virus todos tenemos un poder, el poder de la unidad y la responsabilidad para vaciar las calles y llenarlas de conciencia. Es momento de pensar en todos. No estamos solos. Juntos podemos. Porque en Toluca somos solidarios, empáticos, fuertes. Nuestro verdadero poder es cuidarnos entre todos. Pronto volveremos a abrazarnos. Transformemos el miedo en serenidad”. Así el mensaje que iluminó las redes sociales como parte de la atención a la contingencia mundial por el “Coronavirus”; el alcalde de Toluca sigue mostrando altura de miras, consistencia, robustez política y responsabilidad social.  Falta conocer en su momento, su estrategia económica para reactivar al municipio una vez superada la contingencia. 

Don Dámaso  

As de Espadas: Enrique Alfaro, Gobernador de Jalisco difundió el pasado viernes, un contundente mensaje de 6 minutos: “Quédense en casa por cinco días a partir de hoy y hasta el próximo miércoles”. Sin miedo y con dedicatorias, honró el titulo de la película protagonizada por Jorge Negrete, cuya arenga acompaña a todo caballito de tequila: “¡Ay Jalisco, no te rajes!” 

Como veo doy: El par de ases citado, tienen bien puestos los pantalones y están bien parados en la tierra que gobiernan, vaya, han sido inmunes al Síndrome del Hybris, aquel que nos legaron los antiguos griegos y que en 1970, el neurólogo inglés David Owen, desarrolló un trabajo sobre la interrelación entre la política y la psicología, ahí surgió el libro dado a conocer en 2009, con sus experiencias y hallazgos psiquiátricos y políticos del último siglo, en que comprendió su estudio sobre las enfermedades de jefes de Estado y de Gobierno.  

Escribió Owen: “George W. Bush era a menudo impaciente, propenso a la ira, dogmático, poco curioso y, por consiguiente, no estaba informado de los problemas”. ¿Acaso algún personaje creyente en “estampitas de detentes” se parecerá a él?. 

Los sendos mensajes del Alcalde y del Gobernador de Jalisco, nos recordaron la frase de Alejandro Magno: “Recuerda que de la conducta de cada uno depende el destino de todos”. 

Jugando con las cartas boca arriba: Ahora les platicaremos de dos que cayeron presas del Hybris que no hace distingos ni de épocas ni de filiación partidista, pero antes, les digo en que consiste este trastorno del tipo paranoide tan  significativo entre los hombres del poder. 

Ellos se caracterizan por poseer un ego desmedido y realizar constantes acciones para reafirmar su poder. Sus principales síntomas son: Necesidad de situarse visiblemente en el centro de los acontecimientos; Exceso de confianza en si mismos; Confunden el deseo con la realidad; Son impacientes y descuidan los detalles.  

Cuando en 1985, sufrimos los estragos de los sismos, el primer tecnócrata que se encontraba en funciones, Miguel de la Madrid, paralizado por la tragedia, arrinconado y sin dejar de fumar, fue presa del hybris, que le impidió ensuciarse los zapatos bostonianos y su traje de seda italiana, para mostrarse empático con sus gobernados y, ante el miedo de la burocracia, -enemiga de las acciones espontáneas- los mexicanos detonaron sus fortalezas, haciendo gala de resiliencia ante la adversidad y así, se construyeron los cimientos de la sociedad civil organizada, incorporando al latir nacional las palabras solidaridad y cambio. 

Nuevamente el coraje azteca está hoy a prueba, transitamos por   una “turbulencia generacional”, en donde no acaban por jubilarse los “Baby Boomers”, los “Millenials” instalados en la inmediatez y, los de la Generación “Z” saliendo del cascarón. El coronavirus llegó a derribar barreras generacionales, queramos o no. Nos exige poner en acción valores esenciales como: pulcritud, empatía, solidaridad, disciplina, gratitud al personal sanitario y a otras personas que velan por nuestra salud y seguridad. 

AMLO como Bush, tiene una inteligencia de calle y no de escuela, es impulsivo, rijoso y fajador.  Desde que asumió su mandato, empezó a verse afectado seriamente por el hybris, y en esta emergencia, se ha confirmado que padece dicho Síndrome, desde el momento en que, pasa por alto, la posibilidad de que las consecuencias de su postura ante el COVID-19, pudiera en realidad agravar el problema. 

Es un funámbulo, no sabe gestionar crisis, solo sabe provocarlas, su ego desmedido no le da la capacidad para entender los tiempos y el tamaño de la crisis. Los mexicanos en su mayoría no confiamos en su franqueza del discurso, todo lo contrario, lo percibimos hueco e irresponsable. 

No permitamos que los mexicanos nos marchitemos ante los acontecimientos, hagamos lo necesario para recuperar ese florecimiento que siempre nos ha caracterizado para pasar de una sociedad petrificada a otra  movilizada para salir de esta embriaguez apática. Como en el 85, el 2020 debe ser el momento para reencontrarnos y enfrentar juntos a ese “extraño enemigo”. Las mujeres ya nos han puesto la muestra. 

 Foto: Esteban Lopez en Unsplash