La emoción no dejó pernoctar por completo a los fieles católicos del Valle de Toluca, miles se alistaron para partir a primera hora hacia el monumento a su fe, la Basílica de Guadalupe ubicada en la Ciudad de México, a la que llegarán caminando sin importar la edad, el frío, el sol o el cansancio.

Miguel García Conejo

Los guadalupanos de la zona van cantando, bailando, orando, van en comunión con sus creencias, avanzan a paso lento pero firme hacia el Tepeyac y encuentran en su peregrinar la fuerza para seguir siendo devotos de ella, la Reina de América, la Virgen de Guadalupe.

En los contingentes lo mismo se ven rostros arrugados y cansados por el paso de los años que niños llenos de amor guadalupano, de una fe que los motiva a atravesar dos ciudades durante más de un día, a acampar, a poner su vida en pausa.

“Es para agradecer todo lo que ella hace por nosotros, para retribuirle un poco del gran amor que nos da cuando nos ayuda, cuando es consuelo ante las tragedias y cuando nos hace milagros. Mi hermano enfermó en 2006, ella lo ha ayudado a estar vivo y por eso vinimos, porque la Virgen de Guadalupe nunca nos ha dejado”, comentó Flora mientras se alistaba para partir desde la Catedral de San José.

A las 6:00 de la mañana en punto, el arzobispo Francisco Javier Chavolla Ramos ofreció una misa para pedirle a la Virgen Morena que cuidara a sus devotos en el camino.

“Asiste a tus servidores que emprenden esta piadosa peregrinación y dirige tú camino según tu voluntad que de día los cubra tu sombra protectora y de noche los alumbre la luz de tu gracia para acompañados por ti puedan llegar felizmente a lugar de su destino”, dijo el arzobispo.

La tradición marca que a lo largo del camino se integran otras delegaciones de las parroquias que existen en el paso de Toluca hacia Ocoyoacac, por lo que se prevé que al Cerro del Tepeyac lleguen hasta 80 mil mexiquenses.

(Foto: Luz Mariana Gutiérrez)