Cada individuo debería tener la posibilidad de elegir su propia forma de vida, una que garantice su bienestar y que comulgue armoniosamente con su entorno ¿cierto? De manera utópica se plantea la integridad de la vida humana sin considerar previamente que justo el hecho de “decidir” es más complejo de lo que se puede pensar.
Carolina Reyes
A pesar de que la realidad contemporánea exhorta a una dinámica social de retos que pretenden poner de manifiesto lo mejor de cada hombre y mujer de la sociedad no siempre se cumple de forma absoluta y tiende a haber más cabos sueltos que sucesos favorables.
Las ocupaciones y quehaceres laborales, familiares y personales recorren un trayecto que pocas veces es totalmente consciente de las tácitas decisiones que lo forjan. Hoy en día es común encontrarse con una carrera trunca, un matrimonio fallido, una amistad poco valorada y en casos extremos un suicidio. Si bien es cierto que muchos de estos hechos derivan de múltiples factores también se tiene por certeza la falta de estructura, soporte, motivación y visualización que toda aspiración necesita.
Las principales limitaciones radican en los malos hábitos y patrones de pensamiento negativos así como la falta de confianza o bien un esquema arraigado, entendido como una estructura mental determinada que generalmente es transmitida y generalizada.
En Lerma, por ejemplo, es común escuchar, mayormente de aquellas generaciones que tuvieron la ocasión de vivir y ser partícipes de la llegada de la industria, que trabajar en las empresas contiguas es preferible a no hacerlo pues piensan que de lo contrario el futuro profesional se vería comprometido.
“Yo prefiero que mi hijo trabajé en una fábrica de por aquí cerca, así no se va tan lejos” (trabajador 58 años)
En San Mateo Atenco, por citar otro caso, han prevalecido por décadas dedicados a la mano-factura del zapato y casi invariablemente todos los miembros de la familia se han involucrado en el negocio y modo de vida a partir de éste.
“Tuve que aprender a hacer zapatos, para ayudar a mi papá y de ahí ya no lo dejé” (Zapatero 36 años)
De igual forma existen profesionales cuya elección de carrera se ha hecho con base en rumores, prejuicios, estereotipos o ideas que poco tienen que ver con la realidad, o bien su elección se ve influenciada por aquella que preliminarmente han ejercido sus padres.
“Soy abogado y mi papá también, siempre he pensado que es una profesión lucrativa” (Joven 26 años)
Ciertamente las concepciones sociales y el contexto influyen de manera significativa en el proceder de los seres humanos, tanto así que están predestinados a “elegir” la continuidad de su vida cerca de aquellas cosas que son socialmente aceptables o conocidas; vivir próximos de los familiares, trabajar y estudiar en una edad, lugar y tiempo determinados, entre otros. Pareciera que se opta a partir de una especie de consentimiento a la fórmula del éxito.
Desafortunadamente el sistema informativo y educacional carece de programas que velen por los derechos inalienables de cada individuo, que aporten asesorías y estrategias de maduración suficientes que permitan a los jóvenes y sociedad en general a auto descubrirse para poder esclarecer metas, visualizarse y decidir sobre su vida conscientemente.
La falta de motivación e información sobre la visualización de una vida integral está claramente malogrando el proceder de cientos de jóvenes que ingenuamente han accedido a vivir su vida sin antes permitirse el análisis de un panorama con más opciones de las que pueden imaginar.
Con el fin de evitar que cada vez más personas constituyan sus vidas errantes, sin dirección aceptando lo que viene fútil e insípidamente es sustancial dedicar tiempo a analizar cuál es la mejor forma de actuar y dirigirse a la verdadera vocación, las alternativas existen y son posibles de asimilar y llevarlas a la realidad.
Los planes de prospección y dirección laboral, familiar y de realización personal principian por una resolución de prioridades, gustos o conflictos internos como pueden ser psicológicos y emocionales, además del establecimiento del rol que se juega en las relaciones sociales.
Los problemas inherentes al caminar de la vida, no son aleatorios: se puede llegar a comprender a través de su estructura, su dinámica y su origen, el entendimiento de éstos se logra mediante el análisis que relaciona el problema con el actuar de la persona para dar como resultado un conocimiento de su alcance negativo y las posibles soluciones. A partir de esto se coloca a la persona en el margen de la anticipación, donde aún es posible la toma de decisiones.
Comenzar un camino de realización por medio de la puntualización de las aspiraciones conlleva desafíos, obstáculos y decisiones que pueden causar dolor, sin duda el camino es arduo pero ciertamente gratificante. Toda aspiración lograda con éxito conlleva un camino poco llano y la dolorosa enmienda de decidir por uno mismo.
Un proyecto planificado, con metas claras y un compromiso real exige mucho más que uno que no tiene claro el camino que recorre, requiere de un cúmulo de valores y fortalezas como lo son la perseverancia, tolerancia y flexibilidad frente a una situación inesperada para poder sobresalir con éxito, gratificación y sobre todo aprendizaje.
En este saber y actuar está de por medio la calidad de vida, la realización personal y el potencial humano. Ser reconocido particularmente por el talento que se posee genera inmensa felicidad, ejercer tal talento y destacar individualmente depende en gran medida del proyecto de vida que se tenga, la excelencia personal, profesional y social requieren una claridad de objetivos y metas concretas.
(Foto: Redes)
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