A causa del frío ®
Me dices tengo frío y es un instante (llamémoslo pretexto), para comenzar el hechizo, me miras a los ojos, mis brazos pendientes de ti te abrazan mientras tu piel inspira, tu cuello seduce mis dedos, tu aroma desata mis instintos, tu cuerpo que expresa un gélido clima, hace que mis manos tomen un camino en dirección a tu pecho, con delicadeza lo acaricio, haciendo una pausa en la búsqueda de tu vientre.
Sostengo tu mano después de incendiar el momento, te presto mi abrigo para el frío (pretexto para comenzar a despojarnos de la ropa), nos acurrucamos, nos cubrimos con la colcha, la cama es cómplice de nuestra historia…
Te digo al oído: “quiero sentir lo húmedo de tu calor”, suspirando y sonrojando tus mejillas, descubres tu cuello nuevamente, mis labios lo recorren respirando lentamente seduciendo tu silencio y con cierta astucia logro desprenderte del abrigo.
Observo tus ojos para arrancarte los prejuicios que marcan tu presente, te beso para evitar que te arrepientas y salgas corriendo (no me olvido que tu compromiso te espera en casa, pero sé que te está hirviendo la sangre como a mí).
Acaricio tu silueta tranquilizando las ansias, aprovecho para desabotonar tu blusa, mis manos se apoderan de tu textura hasta rozar el terciopelo… mi cuerpo marca dureza y el tuyo humedad… los universos chocan creando satélites, colmando de estrellas la brisa, derramando estelas de sal, lluvia de momentos para no olvidar. Nuestros cuerpos son mar y orilla, oleaje incesante que termina en un abrazo.
Al amanecer nuestras bocas interpretan silencio y complicidad en un beso, sellamos el tiempo cruzando miradas y sonriendo, nos distraemos olvidando, dejando las cargas que cayeron junto con la ropa, desnudos vivimos ser agua y fuego, letras y signos, amantes de ocasión a causa del frío.
(Foto: Aaron Burden-Unsplash)
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