La anemia es considerada un problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en el mundo cerca de 2000 millones de personas padece esta deficiencia nutricional, es decir, más del 30 % de la población. Entre los cuales afecta alrededor de 800 millones de niños menores de 5 años y mujeres, y su prevalencia se ha mantenido estable entre el 41,9 % (2011) y el 41,7 % (2016).

Redacción

En Latinoamérica afecta al 22 % de la población. Mientras que en México, 23 % de los niños de 1 a 4 años sufre anemia, y 7,2 % deficiencia de hierro, de acuerdo al Estudio Nacional de Salud y Nutrición en localidades de 100 mil habitantes o menos (ENSANUT 100K-2018).

La mayor prevalencia de anemia es en niños con peso y talla baja, así como en aquellos que pertenecen a poblaciones indígenas. Sin embargo, es menos en los niños con sobrepeso y obesidad, de acuerdo a los datos del estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

La anemia es una deficiencia de glóbulos rojos debido a la falta de hierro y demás nutrientes, lo que provoca problemas en la transportación de oxígeno a los órganos del cuerpo. Por lo tanto, puede afectar al desarrollo mental del niño e interferir en su capacidad para resolver problemas si no se corrige antes de los dos años de vida, cuando aún se puede revertir las consecuencias.

El estudio también observó que la prevalencia de deficiencia de hierro es de 7,2 %, aunque es mayor en los niños de un años. Por otra parte, la deficiencia de zinc afecta a 18,6 % de esta población.

No obstante, la anemia y las deficiencias de micronutrientes son prevenibles. Por ello, los especialistas mencionan que se deben reforzar la alimentación y hacer énfasis en los alimentos fortificados en zinc y hierro disponible. Por ejemplo, los alimentos como la carne de cerdo, el arroz integral, huevos y la granola proporcionan zinc. Mientras que el hígado, la quinua y los pistachos son ricos en hierro.

Las legumbres también representan una de las mayores fuentes naturales de hierro. Por esta razón, detallan que deben ser piezas clave en la dieta para combatir la anemia. Las lentejas en especial, tienen una cantidad significativa de proteínas y son bajas en grasas. Las verduras también se caracterizan por su alto contenido de hierro, fibra, vitamina A, B9 y E. Además, son una fuente significativa de calcio.

Por otra parte, especialistas detallan que se puede recurrir a suplementos para reforzar la alimentación. Sin embargo, de acuerdo al documento “resulta imperativa la promoción de uso y consumo de suplementos nutricionales con múltiples micronutrientes para contribuir a mejorar el estado de salud de la población infantil con mayor vulnerabilidad socioeconómica”. Según la ENSANUT 100k, los mexicanos que habitan en localidades de menos de 100 mil habitantes se caracterizan por estar en las mayores condiciones de pobreza.

(Foto: Especial Portal)

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