Bajar de peso, tener un mejor trabajo, casarse (o divorciarse), hacer más ejercicio, leer más... esos son algunos de los propósitos de Año Nuevo más comunes, sin embargo, también los que menos se cumplen y mismos que cada fin de temporada decembrina, pueden generar frustración y hasta depresión.
Miguel García Conejo
Sin embargo, si una persona se concreta a proponerse metas accesibles y a corto plazo, pueden significar una motivación importante e incluso un catalizador para la felicidad. Así lo reconoció Lorena Mejía, psicóloga de la Clínica Multidisciplinaria de las Ciencias a la Salud de la UAEM, al mencionar que es necesario buscar lo que nos hace sentir bien y no lo que culturalmente nos es necesario para ser exitosos o felices.
“Es Indispensable tener esos propósitos pero que realmente sean indispensables para ellos porque muchas veces llegan a decir tengo que bajar de peso y ya son tres años los que van diciendo tengo que bajar de peso y es algo que no se logra y eso es algo que causa conflicto entonces se siente frustrada la persona igual se recomienda que sean los propósitos que ellos consideren necesarios”.
De acuerdo con la especialista la idea de saber lo que queremos es el paso inicial para establecer un mejor año nuevo; pues que aquellos que no lo hacen, dice, se dejan absorber por la rutina, tienden a sentirse insatisfechos, con baja autoestima, aislados y con constantes cambios de humor, en los que predomina la furia o la tristeza Argumenta que nuestros propósitos deben estar apegados a la realidad y ser metas a corto, mediano y largo plazo, pues verlas realizadas será un aliciente para seguir consiguiéndolas.
De la misma forma indica que los propósitos son compromisos con uno mismo y nadie es más responsable de cumplirlos que nosotros, pues si no se cumplen también ocasionan frustración y este sentimiento repercute en nuestro estado de ánimo y nuestra salud.
Categoría: Nacional |
Etiquetas:
No hay etiquetas asociadas a éste artículo. |
Vistas: 38 |