¿Acaso no podemos imitar sólo lo positivo y rechazar lo negativo?
Ahora que nos encontramos inmersos en un mundo cada vez más interconectado, gracias a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, podemos presenciar en tiempo real las formas en que las sociedades de diversas naciones del mundo enfrentan y buscan solución a sus problemas, pero parece que sólo se nos da imitar lo malo y no lo bueno al buscar resolver los nuestros.
Está demostrado que es más fácil imitar las conductivas negativas que las positivas; primero porque son más atractivas a las reacciones masivas, y segundo porque parecen la vía más rápida a obtener los resultados esperados.
Cuando se pasa de la actuación personal a la anónima, enmascarada y masiva, los impulsos se tornan más violentos que cuando se tiene que asumir una postura individual, responsable y concreta.
Si aunado a esto, tenemos en el imaginario colectivo las escenas de los destrozos llevados a cabo en otras latitudes para buscar solución a problemáticas similares, la reacción inmediata, irreflexiva e irresponsable, es actuar impulsivamente dentro de ese mismo marco de referencia.
Aun cuando las protestas violentas generen soluciones más rápidas que las protestas inteligentes, pacíficas y sustentadas en justicia social, no siempre representan la solución a la problemática planteada, sino que obedecen sólo al deseo de sofocar momentáneamente la conducta violenta de la protesta.
Esa es la razón por la que las protestan vandálicas se van multiplicando al grado de convertirse en negocio lucrativo, de negociar con la autoridad soluciones falsas, en la medida en que se logran beneficios personales o de grupo, así se vaya incrementando el daño a la sociedad y al patrimonio de la colectividad.
Lejos de imitar estas conductas nocivas que no resuelven los conflictos sociales, políticos o económicos, valdría la pena hacer el esfuerzo por imitar las estrategias inteligentes, de fondo, a largo plazo, con sustento jurídico, que den solución real y efectiva a problemas añejos, enquistados que dañan a todos.
Los violentos no pueden someter a toda una sociedad que anhela vivir en paz
*Licenciado y Maestro en Periodismo
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