Las voces oficiales celebran la diversidad cultural y artística de la capital mexiquense al ofrecer un programa cultural amplio que se presenta a la población a lo largo del año, desde conciertos, obras de teatro, exposiciones, festivales, presentaciones de danza, performances, proyecciones de cine, etc. Sin embargo, la creciente formación de artistas requiere más espacios que muchas veces encuentran con las puertas cerradas u ocupados por creadores consagrados, por ello frente a esta problemática existen voces que analizan la realidad actualidad.
Marcela Moreno
Unos de ellos es el artista plástico egresado de la Facultad de Artes de la UAEMex Manuel Álvarez, quien según su experiencia consideró que, si hay espacios, pero que las instituciones y los artistas poseen muchas carencias que van desde espacios que se vuelven inaccesibles para los artistas nuevos hasta la falta de gente especialidad en el rubor dirigiendo estos espacios.
El artista aseguró que su relación con los museos de Toluca ha sido una vivencia que devela la gran problemática que existe con la percepción y el modo en que la sociedad se relaciona con el arte, la falta de interés e incluso el completo desconocimiento, resaltando que las instituciones hacen un flaco favor al dejarlos exponer en sus espacios, porque realmente no hacen una difusión cultural, ni se interesan realmente por el contenido.
“Es muy por encima, superficial, no es un compromiso real, no hay crítica, el propio museo no hace ningún texto crítico de las piezas, hacen solo una descripción somera, por encimita, textos light que muestran el desinterés.”
Subrayó que a lo largo de los años han observado que aún con una gran cantidad de museos las expresiones artísticas que se presentan son siempre encuadradas en géneros muy específicos, quedándose muy cortos en relación a la escena que se está desarrollando en el mundo, donde se están generando un amplio espectro de disciplinas, como el video arte, el corto, la fotografía contemporánea, instalación, arte-objeto, arte-media, audio-visuales, mapping, etc., pero en Toluca no hay museos con la infraestructura adecuadas para este tipo de proyectos.
Otro de los atropellos que se tienen con los expositores es considerar que no merecen un pago por su trabajo, dando por hecho que los artistas deben ofrecer su trabajo -que a fin de cuentas es el contenido de su museos- como un préstamo, aun cuando este sea el eje, el factor primordial en la construcción de las instancias culturales.
“Cómo se explican que en una exposición cobra el director del museo, la señora del aseo, el policía, el chofer del camión, todos menos el artista que expone, la institución sin los contenidos que nosotros aportamos no son más que una casa con puertas y un guardia en la entrada, si no existe obra, material artístico, pues la institución no tiene mucho sentido, históricamente siempre hemos prestado nuestras piezas, no existe un mecanismo en el cual te diga que por derecho de exhibición se te van a pagar honorarios por el uso de tus piezas y no se trata de pedir los 90 mil pesos, sólo un pago justo”.
Comentó que estos problemas nacen de la visión que se tiene del papel del artista en la sociedad ya que no se considera que tenga una utilidad, “por ejemplo por qué existe un apoyo para comercializar los productos de los artesanos, pero al artista no, él lo hace porque quiere, porque está loco y porque es hippie”.
En su experiencia muchas veces exponer más que un beneficio termina siendo un viacrucis donde acaba gastando aún más, aunado a que no se cuenta con un seguro para sus piezas, en caso de daño o incluso perdida, “No contamos con seguro sobre nuestra obra, no hay un documento legal que te ampare en caso de daños o pérdidas”.
Por otro lado, está convencido que parte del error está en los artistas por no exigir un seguro de daños, pago de traslado de obra o un pago mínimo por exhibición, “rentan video proyectores y pantallas, tú tienes que pagar por el tiempo que usarás ese proyector y firmar un papel donde te haces responsable del mismo, pero una obra que puede costar 10 mil pesos, ahí si no, se queda en préstamelo de buena voluntad”.
También subrayó que como ocurre mucho en la sociedad mexicana, en el sector artístico se crean nichos privilegiados, que mantienen a unos cuantos con gran parte de la atención y recursos, dando como ejemplo a Leopoldo Flores, Fernando Cano o Jorge Marín, “están muy bien sus obras, pero no solamente son ellos, entonces se le da el 90 por ciento de atención y presupuesto a unos cuantos, y el resto de artistas que están a lado o abajo no se les apoya”
Por ello afirmó que, sí hay rockstars, sí hay recomendados, que es algo que pasa, con lo que no intentó negar la calidad de esos artistas, sino cuestionarse ¿Por qué tanta atención solo a ellos?, ¿realmente son los únicos?
Al final, reconoció con cierto pesar, que el resultado de la poca profesionalidad y seriedad con la que se trata a los artistas, así como el modo tan banal y superficial con el que se maneja y difunde, ha tenido como consecuencia que muchos de los artistas mexiquenses se vayan a otros estados o incluso países, lo cual consideró es una fuga de cerebros, de talentos, de contenido cultural y artístico.
Para concluir, señaló que los artistas también tienen que asumir su responsabilidad en esta serie de problemáticas, por un lado, produciendo arte de calidad, con contenido y por el otro, no caer en el “con tal de que me dejen exponer; debemos exigir un respeto mínimo hacia las piezas y al trabajo que implica”.
(Foto: Especial Portal)
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