Mientras que una selfie es una forma de fotografía “inmediata, el autorretrato conlleva tiempo, reflexión y revolución. En realidad, consiste de tres fases: concebirlo, hacerlo y observarlo; explica Daniela Moctezuma.
Ximena Barragán
Para Daniela, el autorretrato implica un trabajo de introspección, “nos adentramos en nosotras mismas y nos dedicamos tiempo … acomodamos la cámara, decidimos que parte de nosotras vamos a fotografiar; vemos y pensamos el resultado”.
En este sentido, para la joven feminista, el autorretrato es también una forma de revolución; al decidir como ser fotografiadas, dejamos de ceder esa responsabilidad a otro (que regularmente es un hombre) “nosotras decidimos cómo, cuándo y en dónde ser fotografiadas”.
Así, las mujeres que se hacen autorretratos disrrumpen el status quo de la mujer como objeto y no sujeto, “rompemos con el deber ser”.
A sus 22 años, Daniela ya ha creado un nombre para sí misma en el arte de la imagen, pues se acercó a él desde los 12, especializándose en autorretrato a partir de los 14.
Desde su espíritu revolucionario y su experiencia, en el autoconocimiento y auto valoración a partir de la fotografía, la artista impartió un taller a las estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de México, en el marco del tianguis feminista, iniciativa del colectivo #enjambrefeminista.
En el área verde de la Facultad de Humanidades, Moctezuma compartió sus conocimientos y descubrimientos en materia de técnica y composición, pero recalcó, sobre todo, en la relevancia de observarnos a nosotras mismas, estudiarnos y conocernos; y trabajar el autorretrato desde y para nosotras mismas, sin sucumbir antes las estipulaciones de la estética y plática de las modelos y los fotógrafos detrás de ellas.
(Foto: Daniela Moctezuma)
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