Otros datos sin sustento
Como lo ha venido haciendo de forma habitual ante una audiencia que es arrancada contra natura de los brazos de Morfeo y que a diario resulta sorprendida por la extraordinaria imaginación del presidente López, en días pasados el titular del Ejecutivo Federal, tuvo la ligereza de salir a hablar en público acerca de un tema que desconoce profundamente: el documentado proceso de la actividad científica.
Si bien se entiende que el discurso que el presidente pretende elevar a rango axiomático, está orientado a inseminar al frecuentemente desinformado colectivo popular con “otros datos”, alternativos y frecuentemente carentes de sustento; sería importante que el orador recordara que las ondas sonoras igual alcanzan oídos desprotegidos e inermes a causa de la ignorancia, que analíticas mentes informadas. Y aunque en el auditorio que mañana tras mañana presencia estos desconcertantes aluviones de ocurrencias, casi nunca hay quien replique ante la metralla de frases flagrantemente vacuas, en la comunidad científica de México varias voces surgieron de inmediato para corregir al mandatario, ofreciendo, éstas sí, evidencia documental para soportar cada uno de los datos presentados.
Cierto es que es posible que, en las instancias federales que administran los recursos públicos que el Estado Mexicano destina para apoyar los procesos de generación del conocimiento y su aprovechamiento en bien de la sociedad mexicana, haya muchos vicios y prácticas susceptibles de mejora. Es también plausible y digno de acompañamiento, que el actual Gobierno Federal haya propuesto erradicar la corrupción de la vida del pueblo de México, incluso de aquellos recónditos nichos en los que pudiera haberse trasminado a lo largo de mucho tiempo; sin embargo, no es aceptable de modo alguno, que las palabras no transiten a los hechos y únicamente sean usadas como pretextos para intentar justificar la inusitada captura voraz de todos los recursos otrora asignados al sector científico, sin cuya labor México no podrá aspirar a construir ningún futuro.
Respecto de las arrojadas aseveraciones pronunciadas por el mandatario, no hay mucho en lo que valga la pena detenerse. Cualquier informe estadístico, como el presentado ya ante varios medios por colectivos como la “Red Pro Ciencia, Educación, Humanidades, Salud y Tecnología en México”, deja claro que en los más recientes treinta años, la comunidad científica mexicana ha elevado su productividad de forma consistente: más artículos por científico por año publicados en revistas especializadas con creciente factor de impacto; mayor número de programas de licenciatura y posgrado en una también mayor variedad de campos del conocimiento; crecimiento sostenido en el número de graduados de estas licenciaturas, maestrías y doctorados; aumento en el reconocimiento de la calidad de las contribuciones hechas por científicos mexicanos, por ejemplo, la participación del Gran Telescopio Milimétrico de México, en el Proyecto del Horizonte de Eventos, que en abril pasado logró obtener la primera imagen de un agujero negro; etc.
Pero lo que sí merecería la pena que el presidente reflexionara, es si le conviene seguir endulzándose los oídos con los reportes a modo que escucha de parte de su directora en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, a costa de profundizar su distanciamiento con una comunidad científica mexicana, entrenada para construir su opinión con base en la evidencia, y con memoria de alcance a mayor un trienio.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
e.rosas@prodigy.net.mx
Twitter: @DrEricRosas
(Foto: Redes)
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