Querido(a) lector(a)!!! Con el gusto y entusiasmo que me causa saludarle, para desearle lo mejor a usted y a su estimable familia, también me permito darle las gracias por el tiempo y espacio que en su agenda le concede a la lectura de la presente columna, misma que el día de hoy consagraremos a la virtud de la audacia, que en muchas ocasiones favorece que la persona logre conseguir algo que realmente vale la pena.
La audacia es una virtud…
Gracias a la audacia sortearemos las dificultades cotidianas con mayor templanza y coraje. Se ha dicho que la audacia psicológica nos da coraje y fuerza de voluntad. Es ese impulso vital capaz de abrirnos camino, de ensanchar perspectivas y sortear dificultades. Hay quien afirma que hay además en ésta virtud, cierta pincelada de osadía.
Me voy a permitir citar al Dr. Oliveros Otero, quien nos comparte que a través de la audacia, la persona emprende y realiza distintas acciones que parecen poco prudentes, convencido, a partir de la consideración serena de la realidad, con sus posibilidades y con sus riesgos, de que puede alcanzar un auténtico bien.
Aristóteles por su parte, definía a la valerosa audacia como “un término medio entre el miedo y la temeridad”. Por tanto no se opone a la prudencia; eso sí, es virtud que apura la frenada y conlleva un permanente riesgo, que no puede rayar nunca en la temeridad, la cual ya sería una actitud viciosa.
A Santo Tomás, ni siquiera le parecía la audacia como una virtud estrictamente dicha, sino como una pasión del alma, una pasión que además tampoco le apasiona demasiado a él……
Por tanto, a quien posee la virtud de la audacia se le denomina audaz. Término que empleamos para indicar que algo o alguien se muestran y se destacan por su valentía, osadía y arrojo en su accionar o manera de ser. Quien es audaz, no presenta reparos a la hora de actuar y conseguir aquello que lo mueve, es decir, el audaz jamás claudica en sus propósitos si es que de pronto se le presentan una serie de complicaciones, sino muy por el contrario, se arriesga más y más para finalmente ganar su apuesta. Por supuesto, en todo momento dispone de la claridad de saber que va hacia adelante. Inclusive, señalan algunos autores, divisando delante de su meta un precipicio.
De manera que, resulta pertinente mencionar la afirmación que al respecto el Dr. Oliveros realiza al señalar que la virtud de la audacia, parte de la virtud de la magnanimidad, que ayuda a la persona a perseguir el bien y a cometer empresas grandes, convencido de que puede conseguir algo que realmente vale la pena, refiriendo entonces que para que ésta sea virtud, necesita de la prudencia.
Resulta claro que, la integridad a la cual nos hemos referido en alguna de las publicaciones, es un requisito indispensable para que la audacia sea una verdadera virtud en la persona audaz. Ya que, la integridad es la fortaleza del espíritu que nos hace permanecer fieles a nuestros principios. Siendo ésta, una virtud que designa la pureza y la grandeza de los actos y la relación armoniosa entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Como consecuencia, podemos comprender que la audacia, para que se realice como virtud, entendida ésta como un hábito operativo bueno, requiere del absoluto compromiso personal con la rectitud de intención en el actuar para emprender acciones en favor de un auténtico bien. Proceso que requiere una previa educación de la virtud de la prudencia y de otras virtudes a fin de que, en el autodescubrimiento de las propias potencialidades se cuente con la fuerza interior para contar con la convicción de que es un bien legítimo el que se persigue y de ésta manera, evitar que la virtud de la audacia se convierta en temeridad, osadía, cobardía o pusilanimidad.
Estimado(a) lector(a)!!!!, es una realidad que la sociedad actual requiere de familias unidas que, teniendo como plataforma el amor, estén decididas a luchar por alcanzar nobles ideales y que en la reyerta sean capaces de construir un marco de principios de rectitud y verdad que inspiren a cada miembro a contender para no claudicar en la construcción de una personalidad madura en base a las virtudes que haya aprehendido en la vida familiar.
Y…..Hasta la próxima, querido(a) lector(a)
Nos encontramos en orientafam.lbd@gmail.com
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