La adolescencia en nuestros hijos…
Comenzaremos por definir la adolescencia la cual Juan David Nasio, en su libro “Como actuar con un adolescente difícil” la describe como un pasaje obligado, el pasaje delicado, atormentado pero también creativo, que se extiende desde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez.
Laura Barreal Danel
Muy buen día, querido(a) lector(a)!!!! Con el gusto que cada semana me causa tener la oportunidad de saludarle para desearle un excelente día a usted y a su apreciable familia. Sin omitir desde luego, agradecerle el tiempo y el espacio que en su agenda dedica a la lectura de la presente columna. El día de hoy hablaremos un poco sobre la difícil etapa de la adolescencia por la cual tarde o temprano atraviesan nuestros hijos y que tan difícilmente podemos comprender en nuestra misión de padres.
Él se refiere al adolescente como un muchacho o una chica que poco a poco deja de ser niño y se encamina difícilmente hacia el adulto que será.
Por su parte, el Dr. Gerardo Castillo en su libro “Los adolescentes y sus problemas” menciona que el significado profundo de la adolescencia ha sido descubierto en una época relativamente reciente: subrayando que “la adolescencia ha sido hasta hace poco la cenicienta de las etapas de la vida, la desgraciada Polonia situada entre dos países poderosos……y dice…..No es una infancia que se agosta ni un mero embrión de edad adulta, sino una etapa con ser y valor plenos. En la cual se hace posible el descubrimiento de los seres (de uno mismo y de los demás) y la ampliación del horizonte individual.
En muchos casos, nuestros adolescentes, además de encontrarse confundidos en cuanto a los cambios físicos y emocionales que su cuerpo va sufriendo y que muchas veces les impiden reconocerse como aquél niño ó niña que eran hace un tiempo, también comienzan a sentir una inquietud que puede convertirse en cierto nivel de angustia al descubrir que poseen una libertad, con la cual no saben qué hacer ni cómo actuar frente a las distintas circunstancias que les toca vivir y que, en el fondo de su ser los lleva a experimentar temor frente a lo que ellos comienzan a vislumbrar en el horizonte de sus propias vidas……..
Juan David Nasio habla de un sufrimiento en el adolescente, confusamente sentido, informulable y, en una palabra, inconsciente, que está más expresado mediante comportamientos impulsivos que conscientemente vivido y puesto en palabras.
Si reflexionamos sobre tal sufrimiento, nos podemos percatar de que, como padres jamás nos hemos detenido a pensar en los cambios físicos, internos y externos que van sucediendo en nuestros adolescentes y menos en el sufrimiento del cual habla Nasio. Mas bien, en nuestro papel de formadores y responsables de la educación de nuestros hijos, generalmente nos avocamos a una exigencia, argumentando que “ya no eres un(a) niño(a)”, sin percatarnos de que tampoco es un adulto. En realidad ellos, como dice la canción, gritan desde su interior “Mírame, siénteme,…..soy de carne y hueso, no soy un reflejo”…….soy cuestión de tiempo”…….Lo cual es totalmente cierto y los padres generalmente no intentamos ponernos, ni por un momento en su realidad, en sus zapatos, para tratar de sentir como ellos….., quienes están en un proceso de transición que pocas veces comprendemos. Y que, regularmente realizamos críticas a su forma de vestir, de peinado, de expresarse, etc., sin percatarnos de que, esa búsqueda de identidad los mueve a probar estilos que les permitan ya no verse como niños.
No perdamos de vista que, es el amor y la aceptación lo que confirma el valor de la existencia del otro. Que si constantemente los estamos criticando, los estaremos haciendo pedazos. Cuando lo que ellos necesitan y piden a gritos desde su interior, sin tener la capacidad de verbalizarlo es “ámame”, “acéptame”….soy tu hijo y necesito tener la certeza de que soy incondicionalmente amado y aceptado por mis padres y de que ellos confían en mí.
Dicha experiencia de amor incondicional, sobre todo en la adolescencia, es lo que les dará la fuerza para no ceder a las incitaciones que tendrán fuera de casa, pues contarán con la certeza de sentirse amados y de saber que sus padres confían en ellos…….Siempre será positivo expresarles claramente nuestra confianza en ellos para fortalecerles interiormente y que sean capaces de no ceder a aquello que no será bueno para ellos.
Querido(a) lector(a)!!! No cabe duda que la adolescencia de nuestros hijos implica un reto nada sencillo en la vida práctica de los padres pero que, sin duda, solamente el amor y la confianza depositada en ellos y expresamente manifestada hacia nuestros adolescentes podrán constituir un verdadero escudo que los defienda para no caer en conductas autodestructivas y salir entonces victoriosos de tan difícil proceso de transición, teniendo como ancla el amor incondicional que solamente la vida familiar puede ofrecer.
Y….Hasta la próxima, querido(a) lector(a)
Nos encontramos en orientafam.lbd@gmail.com
(Foto: Redes)
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