Aranxa Albarrán Solleiro
Ha llegado la fecha que muchos de nosotros esperamos con ansia regocijante, nuestra Feria del Alfeñique ha llegado y me atrevo con convicción aferrada a decir “nuestra” porque en ningún otro sitio se vive con tanta alegría como en Toluca. Los Portales se visten de un festival de colores que abraza con mucho entusiasmo nuestros corazones y vale la pena entonces, conocer un poco más de ella.
He de confesar que no puedo dejar de pensar en lo que nos contó en El laberinto de la soledad nuestra entrañable Nobel de Literatura Octavio Paz sobre la muerte, nos escribió que para los antiguos mexicanos “la vida se prolongaba en la muerte. Y a la inversa. La muerte no era el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito." Dicho ciclo lo atesoramos como un bendito regalo divino, haciendo una serie de acciones que le abren la puerta a la perpetuidad. Entre la elaboración de ofrendas alrededor de nuestra tierra, la creación de calaveras literarias para los creativos representantes de letras o incluso un disfraz que simule a la Catrina bautizada por Don Diego Rivera, hacemos todo lo posible por revivir a los que tuvieron que adentrarse a otras dimensiones poco terrenales.
En Toluca se celebra de una manera espectacular. Desde octubre de 1989, en todo lo que abarcan los Portales más grandes del mundo, se instalan más de 50 puestos de dulces típicos, calaveras de chocolate, azúcar y figuras hechas de alfeñique, pero ¿qué es el alfeñique? Viene de aquellos conquistadores españoles que nos dejaron tradiciones que hemos adoptado poniéndoles nuestro toque. Éste es un dulce elaborado con azúcar, clara de huevo y chaucle o raíz de papaloquelite, se toma con delicadeza entre las manos de artesanos que con mucho amor, pasión y perfecto encanto crean figuras como ovejas, puerquitos o calaveras. Sin embargo, a lo largo de los años se han incorporado diversos dulces de leche, de pepita o incluso de tamarindo, los cuales adornan los puestos con singularidad carnavalesca.
Durante un mes contamos con la dicha de disfrutar nuestros Portales llenos de muchísima vida. Además, se han ido incorporando distintos elementos que no hacen más que iluminar la belleza de esta fiesta cultural, por ejemplo, hoy en día se cuenta con varias actividades recreativas para todo tipo de público, existen recorridos de leyendas en todo el centro histórico, talleres de creatividad para niños, conciertos, eventos en el Museo del Alfeñique, bailes tradicionales, entre otros más, lo cierto es que es un formidable sustento de una de las tradiciones más exquisitas de nuestra cultura y pareciera que año con año, es también un espacio en el cual existen reencuentros y unión de la sociedad como los amigos, familias y vecinos, todos con el objetivo de enaltecer la bendita festividad.
Desde el pasado 4 de octubre hasta el próximo 3 de noviembre celebraremos con fulgor y alegría la vida que se impregna en cada rincón del centro de la ciudad, lo curioso es que no hay momento más infestado de luz en la ciudad que la que nos traen estos días y todo por la razón de hacerle honores a la muerte, irónico pero espectacular para todos.
Quiero terminar citando nuevamente a mi gran maestro literario Paz:
“¿Qué es la muerte? No hemos inventado una nueva respuesta. Y cada vez que nos la preguntamos, nos encogemos de hombros: ¿qué me importa la muerte, si no me importa la vida?"
No obstante, deseo que te importe para deleitarte del dulce elegante y primoroso de sus Catrines y Catrinas. ¡Que nos falte todo, menos vida! Nos encontramos en nuestras confesiones de turistas a través de @aranx_solleiro en Twitter, @arasolleiro en Instagran, aranxaas94@gmail.com y https://everywherematters.blogspot.com/
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