2019-10-08-cantar-las-cuarenta

Cantar las cuarenta

Don Dámaso

Jugando con las cartas boca arriba: “El Estrés de una Nación”, película de HBO que muestra claramente el deterioro de la sociedad estadounidense debido a Los cuatro jinetes del Apocalipsis del siglo XXI”: Estrés, Sobredosis, suicidio y Cirrosis, en este orden. Retrata a una sociedad en donde la empatía ha disminuido producto del estrés; lo contrario al estrés es el apoyo y la cohesión social.

Vivimos en sociedades cada vez más estresadas, que originan las muertes por desesperación. Es el estrés tóxico el que mata y que deriva en gran medida de la falta de control, de certidumbre y de apoyo social.

Según el Estado Global de las Emociones 2019 de Gallup, si de habitantes estresados se habla, los ticos y los venezolanos están en el primer lugar de Latinoamérica, mientras que a nivel mundial Grecia es el que tiene a los ciudadanos más preocupados, Costa Rica y Venezuela comparten la sexta posición junto con Ruanda y Turquía, ya que el 52% de los habitantes ha experimentado estrés.

Estados Unidos ocupa el cuarto lugar y, aquí, viene lo interesante; Trump ha popularizado el discurso de que los periodistas “son enemigos del pueblo” que propagan fake news. Paradójicamente, Trump ha mencionado las fake news en Twitter más de 600 y lo hace de manera frecuente en todos sus discursos. Trump, líder de los Nacionalpopulistas no solo ha logrado minar la confianza de los estadounidenses en sus medios de comunicación, sino que su acusación ha sido acogida por los autócratas del mundo.

Las cartas sobre la mesa: Si parece un pato, nada como pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato.

  1. Desde el inicio de los noventas, ha constituido un sector de votantes fieles. Una conquista labrada a base de gastar zapato, de conocer a dedillo las necesidades de cada vecino;
  2. Entre la multitud, entre la gente, se siente vivo. Resucitado. Dirigiéndose a las masas, conectando con ellas, se crece. Sus seguidores le responden con igual amor, rayando en fanatismo;
  3. Una gran capacidad de enternecerse con el sufrimiento de los demás - de sus demás- al mismo tiempo que se muestra implacable con los enemigos. Utiliza un lenguaje polarizante;
  4. Al inicio de su mandato, advirtió que no sería “un presidente florero”, sino que explotaría al máximo las prerrogativas que le concedió la Constitución;
  5. Es un Presidente obsesionado por el control y los complots. Revestido de un manto de cuasi infalibilidad, con colaboradores incapaces de señalarle los errores que comete;
  6. Capaz de mantenerse en sus trece, contra viento y marea. Incluso contra los consejos de sus asesores y las más elementales normas del sentido común;
  7. Una faceta clave de su personalidad, es su incapacidad para aceptar críticas: en el fondo, se sabe ignorante de ciertos asuntos, pero reconocerlo, para él, es un síntoma de debilidad;
  8. Fue azote del militarismo cuando la situación lo requería y aliado del estamento castrense cuando le interesó. Ha sabido leer el espíritu de los tiempos, y ahora se siente cómodo en su nuevo traje populista, en sintonía con el auge del Nacionalpopulismo.
  9. Un narcisista destructivo que produce inestabilidad a todos los niveles, sólo puede explicarse por un síndrome de arrogancia que ha desbordado su sentido común;
  10. El control total sin contrapesos es su especialidad y así, acabó por subyugar a quienes son los responsables de impartir justicia en su país.

Así es como describe puntualmente el periodista español Andrés Mourenza, en su libro que relata el ascenso de Erdogan y la transformación de Turquía. Cualquier semejanza o parecido con algún palmípedo “Cuatrapeado”, como dijera el clásico, es mera coincidencia. Otro “Erdoganso”

El culto a la personalidad, es algo inherente a la sociedad turca; a los turcos no les viene mal que sus autoridades roben, siempre y cuando, no se queden con todo en el bolsillo, que su líder reparta algo. ¿Pero... por qué debe de interesarnos lo que ha venido sucediendo a casi 12,000 kms de distancia de nuestro querido México?

En Turquía en el régimen cada vez más opresivo bajo el liderazgo autocrático del presidente Recep Tayyip Erdogan, podría haber contribuido al aumento de la prevalencia de estrés, depresión y ansiedad en la sociedad turca.

Turquía no es una dictadura, pero aún sigue siendo un país en el que criticar al gobierno se considera un asunto de alto riesgo.

Son hombres de acción, no de reflexión.Y, por tanto, también incapaces de profundizar demasiado en sus propias contradicciones. Pueden defender algo y, más tarde, lo contrario, con la misma pasión y absolutamente convencido de ello. Así que le viene como un guante la descripción de < político puro > que hace el escritor Javier Cercas de Adolfo Suárez, uno de los principales actores de la transición española: “Igual que un histrión virtuoso declamando su papel sobre un escenario, él siempre se creía lo que decía, y por eso todo el que lo escuchaba acababa creyendo en él”.

Como dicta el refrán, una rana que esta nadando en un agua que se vuelve cada vez más caliente, no entiende lo que ocurre hasta que es demasiado tarde. Y es ahí precisamente donde nos encontramos ahora.


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Nacional
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