2019-09-27-la-voz-poetica

La Voz Poética

Algodones Grises ® 

El algodón gris anuncia una tarde húmeda con efectos especiales y flashes quemando momentos, el transporte pasa justo a tiempo, la lluvia muere en lo emotivo de una ventana, los juegos pirotécnicos alumbran el cielo...

Daniel Cortez 

4:55 pm, la hora se acerca, el día mágico, trágico-cómico está a punto de terminar, con los ojos gastados de escritos, lecturas, diagramas y redes sociales, por fin es el momento de comenzar a cerrar todo, apago la caja de información que entre Office y el Internet maquilla la soledad, es tiempo de calmar los sentidos, emprender la huida, tomo mis cosas, registro mi salida. 

El clima como siempre sorprende mi atuendo, por más extraño que parezca hoy esta soleado, retomo mis 15 minutos para hacer ejercicio en la caminata obligatoria para llegar a la parada del autobús, entre pasos cansados y una mirada maltratada por aparatos y gotas ya no soporto la luz, las nubes hacen de las suyas, aparecen, crean una atmósfera melancólica, el viento cambia de intensidad, con el desorden de personalidad de este otoño nadie se acuerda de la calurosa tarde. 

El algodón gris anuncia una tarde húmeda con efectos especiales y flashes quemando momentos, el transporte pasa justo a tiempo, la lluvia muere en lo emotivo de una ventana, los juegos pirotécnicos alumbran el cielo, hacen cerrar los ojos de los niños del asiento de enfrente que temerosos abrazan a su mamá. 

Daniel-Cortez
(Foto: Redes)

La tormenta castiga las calles de esta ciudad, las personas intentan ocultarse con el temor de recibir un baño por culpa de los autos y charcos, ante ese espectáculo me encierro en la afligida música que se escucha por el auricular, fiel a mi locura (claro está) me dejo castigar. 

Se ha hecho tarde, el tráfico ha logrado que el tiempo corra en períodos muertos, más oscura que otros días la noche hace su aparición, el día parece ser un mal sueño que implicó una madrugada de insomnio, una mañana llena de trabajo y una tarde de visita al médico. 

Desciendo del camión, observo el cielo, una nube me hace el honor de moverse, a pesar de todo, la luna me sonríe, una basurita causa una pequeña molestia en alguno de mis ojos, sonrío, no interesa nada, las malas noticias ahí seguirán… pero sé que mañana será otro día y si vuelvo a llorar no importa, mi mirada seguirá el camino de las noches que iluminan, que dan esperanzas, aunque a veces los daños parezcan irreversibles. 

Camino rumbo a mi casa, en el aire se respira un nuevo sueño, espero llegar a mi cama para poder comenzar y aunque suene irónico entre algodones grises ver todo de mejor manera. 


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