René T. Pérez Ávila
Abundan los comentarios, muchos de ellos adversos, incluso ofensivos, en torno a la votación que se llevó a cabo el domingo pasado, en el que los Mexicanos nos constituirnos en el primer país del mundo que elige mediante el voto popular a las personas juzgadoras, tanto en el nivel federal como en el estatal, ciertamente buena parte de las opiniones vertidas por los Políticos de derecha, la Empresa televisora de Salinas Pliego, comentaristas y otras voces afines al conservadurismo, son diatribas al proceso de votación y a los resultados que este ejercicio han arrojado, así como a la configuración de una nueva suprema corte de justicia inclusiva con Ministros de perfil progresista, comprometidos con el principal objetivo de la reforma, la transformación del poder judicial para que este sea más cercano al pueblo con un acceso más igualitario a la justicia. Opiniones catastrofistas que, más que informan al público en general, lo desorientan. Se habla de proceso fraudulento, de una tremenda farsa, de acordeones, de abstencionismo elevado a la máxima potencia, de la destrucción del sistema de división de poderes, de un futuro incierto para la impartición de justicia, se pregona también que esta fue la venganza de Andrés Manuel López Obrador contra la Ministra Piña, que no le aplaudió en su comparecencia en Querétaro al 5 de febrero del año 2023, y una sarta de barbaridades, tales como la que expresó el ministro Javier Laynez Potisek que critica mordazmente el anuncio de Hugo Aguilar Ortiz, jurista de origen Mixteco quien se perfila como futuro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, ante su anuncio de que no usará toga al asumir el cargo de Ministro, lo que molesta sobremanera al ministro saliente, que sustenta su objeción en el hecho de que Aguilar no tiene experiencia como juez ni como Ministro y por ello parece no saber mucho de leyes, ya que existe un decreto presidencial de 1941 que establece el uso de la toga, formalidad que ciertamente resulta intrascendente cuando lo esencial es que los impartidores de justicia asuman un verdadero espíritu justiciero alejado del boato y del protocolo anacrónico, en aras de una justicia menos elitista y más cercana a la gente prescindiendo de los símbolos de privilegio y arrogancia que caracterizaban al poder judicial saliente. Pues bien, no obstante, las críticas al proceso de votación arrecian como la del presidente del Partido Revolucionario Institucional, quien amenaza con promover la nulidad de la elección, acción a la cual se ha sumado también el Partido Acción Nacional, y qué decir de la álgida discusión en el Senado de la República donde los opositores a la reforma calificaron la “mal llamada elección” como un fraude, una marranada una porquería y un auténtico desastre, para ello hicieron uso de su exclusivo lenguaje escatológico con objeto de descalificar el resultado de la votación al grado que el Presidente del senado prometió regalar un diccionario a la bancada panista “para que amplíe su vocabulario y pueda hacer las mismas expresiones con nivel de debate más serio, más consistente y mucho más respetuoso”. En mi opinión, pese a tales descalificaciones, debe decirse que la votación con todos sus defectos ha servido como un ejercicio inusitado de la población para transformar las viejas instituciones y dar la oportunidad a las nuevas generaciones de Juristas, la reciente elección significa un esfuerzo para combatir la impunidad y propiciar un ámbito de confianza de los justiciables hacia las Instituciones de justicia. Al final y en vista de los resultados de la votación, que ya son definitivos y por tanto irreversibles, no me gustaría concluir con el clásico “haiga sido como haiga sido” sino con la ingeniosa frase que, en su momento, y con motivo de la elección Presidencial, expresó Paco Ignacio Taibo II: “se las metimos doblada” desde luego refiriéndose a la forma en que se introdujeron las boletas en la casilla electoral, no vaya usted a pensar otra cosa… es cuanto.
*Magistrado en retiro del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México
Columnista: René Tomás Pérez Ávila |
Vistas: 313 |