Martha Romero
Abigail Martínez Mendoza, doctora en Estudios Sociales en la Línea de Procesos Políticos por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), aseveró que el actual paradigma del agua está envuelto por una postura capitalista donde éste y muchos otros bienes naturales son considerados como un elemento de costo-beneficio, bajo dinámicas del mercado que hoy por hoy están agotadas.
En ese sentido, dijo, la naturaleza exige y demanda no sólo legislar sobre ella, sino deconstruir algunas instituciones que den paso a un nuevo paradigma que apunte a repensar el agua no en un sentido de costo-beneficio o capitalista, sino de propiedad comunal que a todos les compete.
“Cuando llega la sequía nos llega a todos, en mayor o menor medida. Justo por eso al agua podemos plantearla como un bien natural de democracia, por lo que podemos hacer mucho más. No hay actividad que no involucre al agua y, en efecto, cada que se abre la llave de la casa, alguien, en otro lado, se está quedando sin ella. En esa lógica, debemos pensar que este paradigma está agotado y es necesario transitar a uno nuevo”, añadió.
Martínez Mendoza afirmó que actualmente, si bien hay una cultura del agua, esta cambia de acuerdo con la región y el grupo de personas, porque hay una cultura del agua que se refleja en su mal uso o desperdicio, o en la captación del agua pluvial, por lo que se debe tener cuidado cuando se habla de presiones sociales o económicas que se mueven también de diferente manera.
Agregó que algunas culturas del agua se resisten a las nuevas normativas a través de la autogestión comunitaria, que no es otra cosa que tomar acción según el saber de los usuarios afectados, con sus propias reglas e instituciones.
Estas, dijo, en mayor o menor medida distan de los marcos institucionales formales construidos en el devenir histórico del país, los cuales difícilmente comprenden los rasgos característicos de la articulación social heredada.
Finalmente, señaló que, en la línea de la historia, en la construcción de los Estados y de las instituciones, la autogestión comunitaria llegó antes que el Estado, es decir, a falta de la presencia fuerte de un Estado que otorgara instituciones para administrar y gestionar el agua, la gente ya lo hacía por sí misma, es decir, que no es algo nuevo que corra paralelo a la normatividad.
(Foto: Martha Romero)
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