Martha Romero
La violencia familiar se sostiene con roles de género tradicionales sobre el hombre y la mujer, así como por estereotipos heteronormativos que asignan conductas y emociones según estas categorías, aseguró la capacitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), Ana Cecilia Pérez Avilés.
Explicó que la violencia, incluida la que se da en el núcleo familiar, puede analizarse a partir de los orígenes estructural y cultural, cuya manifestación es directa o indirecta y visible o invisible, esto dijo, de acuerdo con el investigador de estudios sobre la paz Johan Galtung, quien creó el triángulo de la violencia como un concepto para explicar la dinámica de ésta en los conflictos.
Refirió que según Galtung, la violencia es como un iceberg que en la parte superior del triángulo, como en la parte visible de un iceberg, está la violencia directa y delictiva, mientras que sumergida, no visible y mucho más voluminosa, se encuentran la violencia estructural y la cultural.
Pérez Avilés indicó que éstas últimas son las formas que precisamente permean en un grupo familiar al igual que en una estructura social, en este sentido, una de las alternativas para desmantelar los mitos y los daños acerca de los roles de género y los estereotipos que generan violencia es a través de la educación y la información.
Por último, indicó que la enseñanza de los derechos humanos y la cultura de paz en el ámbito familiar contribuye a que los integrantes de una familia practiquen la inclusión, el respeto a la dignidad de la persona y la no discriminación, aprendiendo a valorar los ambientes de paz y derechos humanos.
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