Leobardo Hernández
Este fin de semana concluye la exposición ‘Habitar el Cuerpo, Ocupar el Territorio’, integrada por la obra de 12 artistas, entre ellas, Blanca Reyes, quien compartió los conceptos de las piezas que podrán apreciarse en el Museo del Barro de Metepec, hasta el 21 de septiembre.
El camino del arte es inescrutable, una manifestación es el de Blanca, quien incursionó en psicología en primera instancia para descubrir que su vocación es el arte, “empecé estudiando en una escuela de iniciación artística del INBA, donde ahora doy clase, y me fui a la universidad a La Esmeralda, en el Centro Nacional de las Artes”.
La obra desde la entraña
En la concepción estética de Blanca no cabe la belleza idealizada; expresó que en su proceso creativo es determinante la lucha social no solamente por la empatía lejana que en ocasiones mueve al artista, sino por experimentar en carne propia situaciones de injusticia que la han marcado y se vuelven materia prima de su quehacer.
“Trabajo con cosas que me enojan mucho. Admiro mucho a los artistas que trabajan desde lo bello y desde otro punto, pero a mí me mueve mucho el enojo. Entonces mi obra habla mucho de esto”.
Al respecto, explicó que una línea principal de su creación radica en la crítica al allanamiento de territorios ocupados previamente, perpetrado por empresas para lucrar con el despojo en aras del supuesto progreso, en función, claro, del capital.
“Mi obra habla principalmente de eso. Este tema de la gentrificación me enoja mucho, yo tuve en el 2023 un despojo con muchísima violencia. En un edificio fuimos 21 familias, en la madrugada, echadas a la calle sin ninguna orden ni nada. Todas esas problemáticas me mueven porque yo vengo de un pueblo y estudié en la ciudad. Entonces veo las problemáticas en ambos espacios”.
Bajo esta premisa, reseñó una pieza que compone esta exposición, nombrada ‘Jaula de Oro’, que consiste en un par de esculturas “que hablan de este sentido que le damos a la casa de protección, pero muchas veces, la violencia viene desde dentro, y otras desde fuera. Es esa relación y dicotomía”.
A su vez mostró una Casa de Muñecas, cuyo concepto tradicionalmente “representaba principios muy conservadores de la familia, de cómo se tenía que estructurar y se te quedan en el inconsciente y en el consciente. En esa pieza, lo que hago es destruir estos elementos”.
El arte hoy, ¿cómo se vive?
La artista también presenta una crítica a través de quitar las capas de publicidad inmobiliaria, donde suprime las imágenes para enfatizar los slogans, hecho que permite descubrir que “son frases muy fuertes, muy violentas. Siento que esa separación hace que te des cuenta, y la pongo en espacios populares de la ciudad haciendo un contraste entre la ciudad, lo popular y lo que las inmobiliarias quieren hacer con ella”.
En cuanto a la experiencia artística, compartió con Portal Liberación que “la vivo con mucha dificultad, siento que la vida no está hecha para la contemplación y mucho más en estos tiempos”; no obstante, contrapuso, “justo por esto quise hacer esta exposición, para formar redes entre estas mujeres que conozco de diferentes espacios y platicar”.
“Simplemente eso se me hace muy revolucionario: conectar con las mujeres, conectar con el público, que no se separe. A mí me choca esta cosa de que el público está abajo, después siguen los artistas, las instituciones. Esas jerarquías a mí me molestan mucho porque no nos permiten relacionarnos. El público muchas veces se quiere acercar, pero como que los museos y los artistas a veces ponen barreras, y hay que tirar esas barreras”.
Para propios y extraños, el Museo del Barrio está en el número 10 de la Avenida Estado de México, Barrio de Santiago, en Metepec.
(Foto: Leobardo Hernández)
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