Vanessa Baez
Ni el PRI fue capaz de reconocer los sinistros actos autoritarios del ex presidente Luis Echeverría Álvarez ni los gobiernos “del cambio”, encabezados por Fox y Calderón respectivamente, se dieron a la tarea de revisar la terrible represión impuesta durante el sexenio echeverrista, sólo por citar uno de estos periodos del antiguo régimen.
A sus 100 años de edad, Luis Echeverría Álvarez, el único expresidente mexicano procesado por la justicia, murió la noche del pasado viernes 8 de julio en su casa ubicada en Cuernavaca, Morelos, dejando así una inmensa sombra de dolor, sangre e impunidad para el pueblo mexicano.
Su nombre está profundamente relacionado con dos de las masacres más sangrientas y turbias de la historia mexicana vinculadas a la represión de los movimientos sociales: “La matanza de Tlatelolco” el 2 de octubre de 1968 y “El Halconazo”, o también conocido como “Jueves de Corpus”, en 1971.
Así mismo, se le asocia el conocido “Golpe a Excélsior” en 1968, uno de los más grandes atentados contra la libertad de expresión utilizado para frenar las críticas de dicho periódico hacia el ex mandatario.
Echeverría fue fiel miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), fungiendo como Secretario de Gobernación durante la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz en 1964 y fue electo presidente de la República en 1970. Su gobierno fue una moneda de doble cara, por un lado, su política exterior se proclamaba democrática y progresista y tenía el apoyo de figuras como Fidel Castro y Salvador Allende, mientras internamente, se mostraba autócrata y represivo.
El genocidio: la matanza de Tlatelolco y El Halconazo
El 2 de octubre de 1968, la Plaza de las Tres Culturas fue un escenario lleno de sombrío dolor, así como el derramamiento de sangre donde fueron asesinadas al menos 300 personas marcó uno de los hechos de mayor represión en la historia.
La masacre ocurrió cuando el “Batallón Olimpia”, integrantes de las fuerzas de seguridad y paramilitares vestidos de civiles e identificados con un guante blanco, abrieron fuego contra estudiantes, activistas, obreros y demás participantes del movimiento que se encontraban en la plaza.
Echeverría fue señalado como uno de los principales responsables ya que era entonces el actual Secretario de Gobernación de Gustavo Díaz Ordaz.
En 1971, cuando era presidente, se le acusó también como responsable de “El Halconazo”, otra masacre donde fueron asesinados, de acuerdo con la cifra oficial, 120 estudiantes y hubo cientos de heridos. Sin embargo, las estimaciones no son precisas.
Durante el suceso, estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), se manifiestaban en solidaridad con la Universidad de Nuevo León (UANL) quienes se encontraban en huelga, cuando un grupo paramilitar y de jóvenes reclutados conocidos como “Los Halcones” dispararon desde las alturas y les persiguieron durante horas. El objetivo del siniestro no era disolver la manifestación, sino matar.
La impunidad: un proceso de justicia fallido
Luis Echeverría fue el único presidente vinculado y procesado por la justicia acusado de genocidio, señalado como presunto responsable de varios crímenes cometidos durante la Guerra Sucia y los dos terribles acontecimientos de represión estudiantil.
De acuerdo con El País, el encargado de presentar los cargos y solicitar su detención por el presunto asesinato de al menos 25 personas, fue Ignacio Carillo; sin embargo, el proceso sólo representó un fallo ante la impunidad ya que sólo se mantuvo en arresto domiciliario durante 9 días:
“Aquellos resultados fueron un fiasco, pues el expresidente sólo estuvo en arresto domiciliario nueve días. Un juez rechazó la detención del expresidente argumentando que los delitos habían prescrito.”
La muerte de Echeverría profundiza la deuda histórica que tiene con la justicia al quedar impune por la sangre derramada de cientas de personas. Estos actos sombríos y llenos de dolor en los que presuntamente habría estado vinculado el ex mandatario permanecerán en la memoria nacional.
Fue hasta este año que el presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó la apertura de los archivos militares, clasificados durante décadas, para investigar los horrores de la llamada Guerra Sucia, indagatoria en proceso con varios activistas de la época en coordinación con la Comisión Nacional de los derechos Humanos a cargo de Rosario de Piedra Ibarra; no obstante, la oportunidad de procesar al autoritario Echeverría se perdió hace casi 20 años.
(Fotos: INAH)
