Aranxa Solleiro
La ley Protectora de Animales del Estado de México en su artículo 10, inciso f, estipula que: “Toda privación de aire, luz, alimento, agua o espacio suficiente que cause o pueda causar daño a la vida normal del animal”, será sancionada.
Humberto García es residente del Municipio de Tenango del Valle, desde hace más de 20 años se dedica a la venta de pájaros en las ciudades de Toluca y Metepec.A pesar de considerarse como comercio ilegal, su principal razón para hacerlo no solo es el resultado de una labor heredada por su familia, sino que para él, la mayoría de los empleos disponibles cuentan con problemas de precariedad laboral y la preparación escolarizada que solicitan no la tiene, debido a que la solvencia económica de sus padres no se lo permitió.
Las aves son capturadas por él o son obtenidas por proveedores provenientes en su mayoría de Querétaro, empero, para capturarlos por su cuenta, la táctica es la siguiente: observa cuidadoso los nidos instalados en los árboles, espera paciente a que nazcan, argumentando que debe esperar al menos 20 días cuando salen del cascaron y pueden sostenerse por ellos mismos. La madre debe estar ausente, puesto que encontrarlo mientras captura a sus crías, podría derivar en una catástrofe.
Teniéndolos ya cautivos, pinta de colores su pecho y sus alas, siendo los que más destacan en ellos: el amarillo, el anaranjado y el rojo, de tal manera semejarán a ruiseñores, zorzales y colorines. El precio, por otra parte, dependerá de su color, proporcionando la especie que aparenta ser, vendiéndolos desde los 300 hasta los 700 pesos, siendo comprados por lo menos tres o cuatro durante el día.
Sobre su espalda, carga un cúmulo de jaulitas, mencionando la analogía obvia de proporcionarle alas que le permitan emprender el vuelo, emulando irónicamente la libertad que sus modelos no tienen.
“Ya la venta es muy distinta, ahora es muy raro que alguien quiera comprar un pajarito, no solo por la situación que vivimos, sino porque desde hace mucho se dejo de tenerle gusto a esto. Yo creo también que es parte del espacio que ya no se tiene en las casas, ahora ya son mucho más pequeñas, además ya para muchos, tener un ave no es como tener un perro o un gato, como antes que varios tenían en sus patios por lo menos un jilguero y era bonito, como que representaba al pueblo.” Comentó a través de una sinfonía instalada en sus hombros.
De acuerdo a la revista de animales especializada “Oxitocina”, el cautiverio de aves desemboca en problemas graves para las especies en sí mismas, así como para el ecosistema: “Para un ave privada de libertad será más difícil reproducirse, debido a la apatía y estrés que le ocasiona el encierro. Si hay menos ejemplares libres, las probabilidades de mantener a través del tiempo a la mayoría de las especies, son escasas. Igualmente, cada animal tiene una función en el hábitat en que se encuentra. En el caso de las aves, ellas se encargan de esparcir las semillas de los árboles. En consecuencia, el surgimiento de árboles se verá interrumpido” (shorturl.at/fxAM5).
Lo anterior para Humberto es poco tomado en cuenta, debido a que para él, su trabajo es una actividad normalizada, especialmente por haber sido vendedor desde niño, empero, desconoce el riesgo que para éstas representa y los daños que emergen de ellos.
Mientras tanto, las alimenta con alpiste y semillas de girasol, enfatizando que durante los meses de confinamiento, no dejó pasar un día sin cuidar de las aves, sin embargo asegura que de no ser vendidas, las dejará en libertad.
(Foto: Aranxa Solleiro)
