Oquetza, camino a la raíz

Carla Valdespino Vargas

Nuestra Madre II

La Santa Muerte encaramada sobre el mundo

Hola mi flor blanca, bella y hermosa, como tú has de saber,

apenas estoy en pocos días pasados venerándote,

y así quiero seguir hasta el último día de mi vida,

gracias por darme esa oportunidad,

así quiero seguir contigo mi bella,

hermosa y blanca florecita.

Oración a la Santa Muerte

Ciber Altar-Capilla

En el México del siglo XXI, de violencia e injusticia, los santos católicos ya no escuchan y la gente se ha cansado de orar, de prender la veladora día a día… los milagros se extinguieron ¿Hacia dónde voltear, de dónde detenerse mientras el hambre se come las tripas?

Mas debemos preguntarnos si en verdad los santos se cansaron de su labor como intercesores de las causas difíciles, ¿no será que es la institución religiosa por antonomasia la que ha fallado al pueblo? Si hacemos un rápido recuento de las “actitudes” de la Iglesia católica, nos percataremos de que muchos de sus preceptos han dejado de funcionar para los grupos marginados, éstos se sienten excluidos del lugar que debería darles cobijo.

Huérfanos por la caída del Estado benefactor extinto, ni la Virgen de Guadalupe, que tanto cuidó a los primeros migrantes, ahora chicanos, se digna a tender su manto sobre los desprotegidos, sobre los despojos del neoliberalismo. Su imagen blanqueada estuvo muy de moda en bolsas, libretas, mochilas, peluches y con una simple plegaria: “Virgencita, cuídame, plis” todo se solucionaba. La guadalupana no solo fue blanqueada en esta estampita de moda, sino que el canal de televisión católica, “María + Visión” tiene una imagen de la guadalupana con ojos azules y tez clara.

¿Quién ofrece entonces su manto a los desesperanzados, que son los más en México? La Santa Muerte, la santa de los ladrones, los asesinos, los hambrientos, los desempleados, los trasvestis, los pobres, las madres solteras, los homosexuales, los que prefieren usar condón a contagiarse de VIH o traer más hambrientos a este mundo. Recordemos que para el catolicismo, el uso del condón es un pecado; las madres solteras o divorciadas son las culpables de la corrupción en la sociedad, pues han violado el santo precepto de la Familia, la lista podría ser muy larga. Aunque claro, ante la baja de adeptos, la iglesia está “modernizándose”.

La Niña Blanca, como también se le conoce, es ahora La Jefa, pues la Virgen de Guadalupe prefirió a los chicos de “María + Visión”, que a los reclusos de los penales de alta seguridad. “Existe más o igual devoción a la Santa Muerte que a la Guadalupe. Si la Guadalupana, dicen muchos, no les hizo el milagro de una vida mejor, aquí adentro [en la cárcel] su devoción por la Santa Muerte les ayudará a que por lo menos no sea peor”, explica Laura Castellanos

Estas palabras nos recuerdan El Laberinto de la Soledad, donde nos topamos con La chingada, esa “madre abierta, violada o burlada por la fuerza, [su hijo] es el engendro de la violación, del rapto y de la burla”; a diferencia de la Virgen de Guadalupe, quien es la madre de “los pobres, el escudo de los débiles, el amparo de los oprimidos; consuela, serena, aquieta, enjuga las lágrimas, calma las pasiones”

Si analizamos detenidamente, la Santa Muerte podría ser una cara de lo que Octavio Paz llama, La chingada, pues sus hijos son todos aquellos a quienes el sistema neoliberal se ha dedicado a vomitar: los hijos de un México abierto, chingado por el México de Arriba, el Neoliberal, el de la Virgen de Guadalupe que sólo socorre, consuela al pobre que se encuentra sometido por el Estado y que opta por seguir en la miseria, pues es su boleto al Reino de los Cielos.

Quizá no logremos dimensionar y comprender del todo el papel que juega la figura de la Virgen de Guadalupe en la sociedad mexicana y por ello, es indispensable continuar con esta reflexión.