Gabriela Landetta
“Recupera la luna la llave de vivir y el recinto del sol, la semilla que perdió/ y va el tiempo trenzando el camino de la luz/ con ayer y mañana sembrando la raíz/ Y de pronto la luna bosteza/ alimenta su cuerpo de sueños y se lanza en el aire buscando la razón del amor (…) Y de pronto es el sol quien se oculta/ y es la luna un incendio agorero/ perseguida en su cuerpo arrogante en el rincón del amor…” (Eclipse de Sol/ Eduardo Carrasco).
Cuatro minutos y 20 segundos aproximadamente duró la alineación perfecta de la Luna con el Sol, ocultando por segundos los rayos solares que alumbran nuestro planeta. La oscuridad intensa y total de la noche apareció tan sólo unos momentos en la zona norte de la república mexicana.
Mazatlán, Torreón, Durango y Piedras Negras fueron los puntos donde el eclipse se observó en su totalidad. En el centro del país y otros lugares se admiró parcialmente. En el caso del Valle de Toluca la Luna cubrió el 80 por ciento de la superficie solar, fenómeno suficiente para reunir a cientos de personas en el corazón de la capital mexiquense.
Desde temprano, la gente comenzó a llegar al Parque de la Ciencia ‘Fundadores’ para tener la oportunidad de mirar por segundos, parte del proceso a través de telescopios que facilitó la Asociación Astronómica del Valle de Toluca en coordinación con la Secretaría de Cultura del gobierno mexiquense.
“Es algo muy impresionante, los jóvenes ahora tenemos la oportunidad de verlo, gracias a que están prestando los aparatos (…) está muy bien que la gente se pueda acercar gratuitamente y tiene oportunidad de aprender algo nuevo”, comentó el universitario Francisco Jaciel.
Alma Italia Mendoza Saldívar, de la Secretaría de Cultura, expresó por su parte que esta manera de atender a la gente también es una forma de manifestar que los espacios públicos son para todos. Destacó que en este caso, en coordinación con la Asociación Astronómica del Valle de Toluca, se tuvo oportunidad de dar alegría a los ciudadanos de todas las edades.
Hace 33 años, en esta zona del país, fue posible admirar un eclipse total. Por minutos, la noche se impuso al día ese 11 de julio de 1991, y quienes vivieron la experiencia de aquel tiempo, regresaron de nuevo a mirar el cielo, mientras la luna iba robando luz al majestuoso sol.
Martín Mendoza García, admite que vio el eclipse de 1991, pero ya no lo recuerda con claridad. Sin embargo, destaca ahora que el fenómeno astronómico de este 8 de abril representa un gran espectáculo de la naturaleza y consideró “genial” que se dieran facilidades para que los jóvenes pudieran apreciarlo “para que tomen conciencia de lo que está pasando, de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser. Los espectáculos de la naturaleza se dan muy bien, pero no la sabemos cuidar”.
Virginia Valdés Martínez tenía 8 años cuando tuvo lugar el eclipse anterior. Recuerda que cuando ya estaba en su totalidad, su mamá la metió a casa, junto con sus hermanos, para que vieran el eclipse por televisión. En esta ocasión acudió al Parque de la Ciencia Fundadores para ver de nuevo un eclipse, aunque parcial, ya que no siempre se tiene la posibilidad de presenciar estos fenómenos.
Nora Collado por su parte, lamentó que en las escuelas “hayan decidido guardar a los niños, en vez de fomentar actividades para poder observarlo en vivo”. Por eso decidió no llevar a sus hijos a clases para que mejor pudieran presenciar el eclipse en vivo: “yo creo que vale mucho la pena hacer actividades como estas, para que la población en general tenga la experiencia de vivir este eclipse”.
Al respecto, consideró importante que las nuevas generaciones vivan este tipo de experiencias porque “aparte de desarrollar su conocimiento, también ayuda a que aprecien los fenómenos naturales y que tengan curiosidad por investigarlos; de tal manera que en su adultez les interese no solamente presenciarlos, sino que también se dediquen a alguna actividad científica”.
Su hijo José Ángel Serrato, de 14 años, así lo confirma: “Me interesan mucho estos eventos porque puedo comprender cómo está funcionando nuestra tierra y los astros que la rodean y se me hace muy interesante esto y también cuando crezca me gustaría más estudiar sobre esto y tal vez ser científico o astrónomo y comprender más sobre lo que nos rodea ni no solo sobre la Tierra sino que hay más allá”.
Así, este 8 de abril, los toluqueños de todas las edades tuvieron la oportunidad de admirar uno de los fenómenos astronómicos más impresionantes, que no volverá a presentarse en esta parte del hemisferio terrestre hasta el año 2052.
(Foto: José Hernández)
