Gabriela Landetta
La angustia se refleja en sus rostros, la mirada triste revela las lágrimas derramadas, la preocupación y la incertidumbre. Tener un familiar hospitalizado siempre duele, pero la pena es mayor cuando se trata de niñas y niños que apenas comienzan a vivir, y sus padres y familiares cercanos esperan, sólo esperan, noticias alentadoras, aunque éstas no siempre llegan y los desenlaces fatales rompen el alma en mil fragmentos.
Afuera del Hospital para el Niño, en la ciudad de Toluca, ya es cotidiano ver a grupos de personas, la mayoría de aspecto humilde, que hacen guardia por tiempo indefinido para saber el estado de salud en que se encuentra su pequeño o pequeña internado/a en ese nosocomio. No les importa el clima y entre ellos se dan ánimos, mientras esperan, sólo esperan.
José Alberto González Morales trajo a su bebé, de apenas 15 días de nacida, porque se le subieron los niveles de calcio y bilirrubina. En medio del pesar, aseguró que han recibido buena atención por parte del personal hospitalario. En su caso, negó que le hayan pedido adquirir los medicamentos por su cuenta y sólo solicitaron dos donadores de sangre.
En la misma situación dijeron estar otras señoras que prefirieron no dar su nombre. Una de ellas comentó: “Nosotros acabamos de llegar, pero sí dice mi hija que sí la atendieron luego, luego que llegamos gracias a Dios. Nosotros lo trajimos porque tomó desengrasante”. Se trata de un menor de tan sólo 3 años de edad, y al igual que el caso anterior, tampoco les han requerido la compra de medicamentos, únicamente los donantes.
La situación es diferente para la familia Colín Álvarez, del municipio de Almoloya de Juárez. En su caso ha sido necesario aportar los medicamentos que requieren sus pacientes, gemelos de 4 meses de edad que padecen neumonía. Una de sus parientes dijo no estar de acuerdo con esa situación, pero no tienen alternativa
“Yo creo que por el bienestar del familiar que está aquí, yo creo que le buscamos la manera de hacer las compras de los medicamentos; hay veces que nos llegamos a quedar hasta sin comer aquí, por meter lo que ellos necesitan, porque realmente nos preocupa su salud”.
Aunque no tiene idea de lo que han invertido en casi mes y medio que llevan internados los bebés, si mencionó que, por ejemplo, uno de los medicamentos más caros les ha costado mil 200 pesos aproximadamente, “hemos gastado bastantito”. Explicó que el personal médico les ha dado un trato amable, les entregan las recetas para que vayan a surtirlas.
En una situación similar está Itzel Cruz Evangelista. Su hija de 3 años ingresó el pasado miércoles con un cuadro de bronconeumonía y aunque la atención ha sido buena, también han tenido que pagar por su cuenta algunos medicamentos. En su caso mencionó que el más caro ha sido de 500 pesos hasta el momento.
“Pero pues ahí vamos, tenemos una familia que nos apoya, la gente no nos ha dejado, se quitan un poco para podernos apoyar”, expresó; sin embargo, consideró que lo mejor sería que el hospital brindara todas las medicinas que se requieren.
“Pero se entiende que también el hospital alberga muchos niños; son muchos los niños que ahorita han estado viendo en esta situación que es la neumonía. El día que entró mi niña entraron como seis [niños más] pero, gracias a Dios, van saliendo unos y entran otros, pero ahí van…”
Y mientras tanto esperan, sólo esperan, que mejore la salud de sus pacientes.
(Fotos: Gabriela Landetta)
