Ivan Joatzay
“Soy una mujer muy trabajadora y, mientras sea algo para ganarse otro centavito, yo le entro al trabajo”, declaró Julia Romero Medrano, toluqueña que actualmente es la única bolera en la zona de ‘Los Portales’ de la capital mexiquense.
En entrevista con Portal, la también madre cuenta qué tan complicado es desenvolverse en un negocio que, con el paso de los años, se ha vuelto inestable y, actualmente, continúa siendo dominado por el sector masculino.
“Vengo cada que se presenta la oportunidad, lo que pasa es que mi esposo tiene otro trabajo, entonces cuando él no puede atender aquí, vengo yo”, expresó Romero sobre su entrada al negocio del embetunado del calzado.
El trabajo por mantener las tradiciones familiares
De acuerdo con la bolera, desde que era pequeña, el negocio de lustrar zapatos ha sido un fenómenopresente en su vida ya que, por mantener a su familia,su padre se dedicó a bolear el calzado de cualquier transeúnte o trabajador de la zona centro de Toluca, aunque, como explica Julia, ella nunca se dedicó al oficio.
Cuando su padre falleció, hace 29 años y, al quedarse con el negocio familiar, la toluqueña buscó generar ganancias a través de “la silla” por medio de la renta del espacio comercial; sin embargo, eventualmente el negocio pasó a manos de su esposo, quien se dedicó al oficio por más de 15 años. Tras los rezagos de la pandemia, la pareja de Julia buscó otro trabajo por subsistir económicamente. Ante esto, la tolqueña decidió seguir con el negocio por no perder la tradición familiar que le dejó su progenitor:
“Nos cerraron como 3 veces los portales en pandemia, y pues mi esposo se metió en una fábrica. Cuando él no podía atender cerrábamos la silla, pero luego dijimos que ya no podíamos cerrarla mucho, porque los clientes se comenzaron a ir a otros lados. Entonces llegamos a la conclusión de que me enseñara a mí, y también me gustó.”
Actualmente, con año y medio laborando, la bolera toluqueña explica que, si bien el trabajo no es complicado, ha decaído con la pérdida cultural de vestimenta formal en piel y gamuza; sin embargo, el negocio de Romero ha buscado innovar a través de la tendencia de los tenis por generar nuevos modelos de trabajo en el área:
“Mi esposo y yo, cuando llegan tenis, los lavamos. Tenemos un jabón especial de calabaza que es muy bueno para el tenis y toda clase de zapato de tela, por lo que quedan muy bien y se adapta a todo. Entonces nosotros no nos limitamos sólo a zapato formal o de piel, es el adaptarse a lo que viene y le sirve al cliente”, explicó la madre.
Entre los retos, Julia también relató que en los más de 12 de meses de experiencia en la silla de lustrado, se ha percatado que, si bien existe un ambiente respetuoso y cómodo con sus demás compañeros dela ‘Unión de Aseadores de Calzado del Centro Histórico de Toluca’ que operan en los portales, el consumo de la boleada de zapatos y, por lo mismo, sus ventas, se ven considerablemente afectadas por la estigmatización de clientes que la rechazan por su género.
“Sí lo noto, no todos, pero sí hay personas, más que nada varoncitos que piensan que, por ser mujer, no les puedes hacer el trabajo como un hombre” afirmó la bolera.
La resistencia de boleros en el país
De acuerdo con datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI, en México hay 938 negocios de boleros registrados oficialmente, de las cuales 96 están en el Estado de México, posicionado a la entidad como la segunda localidad con mayor oferta a nivel nacional, esto detrás de Guanajuato, la cual registra 117 negocios, y Veracruz, que comparte segundo lugar con el Edomex. Por su parte, con 31 negocios, la capital mexiquense se posiciona como el municipio con mayor incidencia en este campo laboral a nivel estatal.
(Foto: Ivan Joatzay)
