27/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Oquetza, camino a la raíz

Fecha de publicación:

| Por Carla Valdespino Vargas

Mesoamérica. Un concepto a discusión

En un principio, estas líneas dan cuenta de los tres momentos de mi niñez que marcaron mi relación con el mundo mesoamericano, así como mi encuentro con el Dios del Viento; para después dilucidar sobre dos conceptos importantes.

Mi primer recuerdo no es de un templo, de una escultura o de pinturas murales, mi memoria me lleva a la tierra húmeda por la que camino, mientras mi mirada se deleita con los guijarros que va encontrando a su paso, pequeños fragmentos de la cotidianidad de un pueblo que fue. El segundo momento me lleva a las escaleras que conducen hacia mi ciudad mesoamericana predilecta, Malinalco. Mi memoria no incorpora el calor, la humedad del lugar o el cansancio que seguramente sentí al subir los más de 200 escalones; mi mente solo se enfoca en el instante en el que entré al Cuauhcalli, recuerdo el impacto que produjo en mí ver las esculturas en piedra de águilas y jaguares iluminadas por los rayos del sol colándose por doquier.

Mi encuentro con Ehecatl tuvo lugar el día que pisé por vez primera Calixtlahuaca. Un pequeño cuarto funcionaba como museo de sitio, al entrar me topé de frente con el dios del viento, su altura me dejó pasmada, apenas pude apreciar la perfecta escultura tallada en piedra de un hombre de pie, ataviado apenas con taparrabo y un sencillo par huaraches; desde mi estatura de niña solo podía apreciar la máscara en forma de pico de ave que cubre su rostro. Ehecatl sopla y sopla hasta generar viento, viento circular que moldea el templo central de esta bella y pequeña ciudad mesoamericana. La antigua presencia de Ehecatl me atrapó para nunca más dejarme y determinó, en cierta medida, mis pasos, pasos que me llevaron, con el transcurso del tiempo, a impartir en la universidad dos fascinantes asignaturas: Literatura Mesoamericana y Patrimonio Gastronómico Mesoamericano.

Sí, lo han notado muy bien, no utilizo el término prehispánico como comúnmente se maneja y tampoco hablo de zonas/sitios arqueológicos, como se conoce a estos espacios donde hace cientos de años se desarrollaron grandes culturas. He optado por identificarlos como ciudades/sitios mesoamericanos; mi decisión responde a una serie de reflexiones decoloniales que pondré a discusión sobre la mesa.

Se abre paréntesis que explica de forma concisa el término decolonial

Hemos aprendido a mirar el mundo desde una perspectiva colonial, es decir, la forma de pensamiento impuesta por occidente que nos enseñó que todo el conocimiento generado fuera del espacio judeocristiano no es válido, ideología que se reforzó con el desarrollo del pensamiento cartesiano. De esta guisa, hemos minimizado e invisibilizado todo aquello que se produce fuera de estos cánones. En otras palabras, el colonialismo coloca a Europa en el centro de la ciencia, el arte, de la ideología en general y desde estos parámetros se valora el Otro.

Por su parte, la decolonialidad pretende rescatar los conocimientos y formas de vida que han sido y fueron sepultados por el colonialismo. Esta perspectiva nos lleva a cuestionarnos sobre nuestra propia existencia y la forma en la que hemos aprendido/aprehendido el mundo.

Se cierra paréntesis que explicó de forma concisa el término colonial

Una vez aclarado el concepto decolonial me es posible argumentar por qué ya no es válido para mí usar el término prehispánico. Lo mejor es economizar palabras: al enunciar prehispánico se está otorgando mayor peso a la etapa hispánica y, por tanto, se lee el desarrollo de los pueblos que habitaron (habitan) el actual territorio de México y Centro América desde el eurocentrismo. Si lo que se pretende es estudiar/comentar/apreciar/reflexionar sobres dichas naciones, por qué hacerlo a partir de la cultura que los conquistó y colonizó. Claro, no es posible borrar de la historia la Conquista española y todo lo que devino con ella, pero es indispensable resignificar las palabras.

Quizá algunos de ustedes pudieran debatirme que el propio concepto Mesoamérica fue acuñado por un europeo, el alemán Paul Kirchhoff, quien lo propuso en 1943 en su libro: Mesoamérica, sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales. Con dicho término se facilitó el estudio de la región geográfico-cultural que abarca desde el Trópico de Cáncer hasta Centroamérica, específicamente, Costa Rica y en donde se desarrollaron grandes civilizaciones. Y sí, efectivamente ha sido un término poco discutido ya que logró el consenso de la academia.

Mas resulta trascendente mencionar la propuesta de Miguel León-Portilla, quien denominó a esta región como Amoxtlalpan, vocablo en nahuatl cuyo significado es Tierra de libros, pues una característica cultural de Mesoamérica es la creación de códices, una suerte de libro de papel amate. En una primera instancia podríamos afirmar que es el término más cercano al pensamiento decolonial, pero no es así.  Y aquí es donde lanzo la hipótesis de que León-Portilla acuña este concepto a partir de una comparación con el mundo europeo, el libro y, por otro lado, prepondera la escritura como la forma más importante de transmisión de conocimiento, cuando muchos pueblos desarrollaron otras maneras de hacerlo, como el quipu, los diseños textiles, la arquitectura y, sobre todo, la oralidad. Por ello, he optado por utilizar Mesoamérica/mesoamericano/a, pues resulta ser el término más neutral al momento de referirse a esta zona cultural del mundo.

Comencé a cuestionarme sobre el concepto de zona/sitio arqueológico después escuchar al arqueólogo Gabriel Lalo Jacinto quien explicaba que cada agosto, en El Ejido Francisco Sarabia en Comitán, Chiapas se realiza una procesión a la ciudad mesoamericana de Tenam Puente; una práctica religiosa ligada al ciclo agrícola. La exposición del investigador hizo explotar mi cabeza pues caí en cuenta que estos espacios no son vestigios de culturas antiguas, sino espacios vivos, entonces me pregunté cuántas ciudades mesoamericanas han sido arrebatadas a los pueblos originarios en aras del turismo.

Mi recorrido por Mesoamérica apenas comienza. Espero encontrarles en este camino a la raíz.

Oquetza es un espacio de reflexión decolonial sobre el mundo mesoamericano y las naciones indígenas del siglo XXI

Puedes contactarlo a través del correo ipalnemohuani77@gmail.co

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