23/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

De la ciencia, lo que te acomoda

Fecha de publicación:

José Vázquez Valencia

¿Existe el gen de los tontos?

Casi cada mes, puede leerse o escucharse que “científicos identifican al gen de la obesidad”, o al “gen del alcoholismo”, o al “gen de la violencia”, porque son los encabezados favoritos de quienes hacen comunicación malita.

Que ya no debemos preocuparnos porque en un futuro, eternamente próximo, los trabajadores de la ciencia solo tendrán que “apagar” o “encender” al gen de la obesidad y ¡listo!, nuestros problemas se acabaron.

En una polémica de hace unos años, algunos medios anunciaron al gen FOXP2 como el “gen del lenguaje”, porque su ausencia en las personas provoca invariablemente trastornos en el habla. Por eso, el gen fue candidato para sostener la hipótesis de que el lenguaje es una capacidad exclusivamente humana –porque hay formas análogas de este gen en otros primates, pero, evidentemente, no hablan–, y de que hay una base genética que nos permite tal capacidad.

Pero si todos conocieran a los genes —aquí puede verse una animación que representa a una cadena de ADN, o sea, muchos genes, haciendo su trabajo a velocidad real: bit.ly/3MNtyOF—, con toda y justa razón pensarían que cómo esas cositas humanamente invisibles podrían ser responsables de que se nos antoje la comida engordante, o una cerveza cada viernes. ¡No tiene sentido!

Tiene sentido solo cuando se aclara que los genes no originan directamente características complejas –como el ser una persona violenta–, sino funciones básicas —como la producción de una proteína específica o la activación de una vitamina concreta—, por ejemplo, que los genes produzcan proteínas que fabriquen más testosterona de lo normal, y por lo tanto tal persona sea más propensa a ser agresiva. Pero un gen, y la función que origina, no puede ser completamente responsable de que una persona sea violenta, porque todavía hace falta tomar en cuenta la formación que recibió, la gente con la que se relaciona, sus otras capacidades, y, en fin, su andar por el mundo. Quizás esa persona utilice su testosterona para ser un tremendo boxeador en lugar de ser un golpeador o un delincuente.

Ojalá existiera un gen de los tontos, y que se pudiera “apagar” a voluntad, pero eso es cosa de ciencia ficción, y no precisamente por la dificultad técnica que implica. La biología (su “dogma central”) dice que: el ADN produce ARN, el ARN produce proteínas, y las proteínas producen funciones específicas. Por eso es que un gen no puede ser ‘El Responsable’ del lenguaje ni de ninguna otra característica altamente compleja.

En esa ocasión, los que, en pos de muchos clics, anunciaron que científicos habían encontrado al “gen del lenguaje”, tuvieron que desdecirse, en pos de más clics, claro.

Tags: en Opinión
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