25/Apr/2024
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Fecha de publicación:

Ivan Joatzay

El Planeta del Tesoro, a 20 años del viaje sideral.

 “Tienes la fuerza de tu grandeza, pero tienes que tomar el timón y decidir tu propio curso, síguelo, no importa que duela.”

Con una historia remarcable y una iniciativa por hacer del 2D una experiencia inmersiva, ‘El Planeta del Tesoro’ de John Musker y Ron Clements es el viaje sideral del que menos se habla y uno de los que más se reconoce entre el gremio de la animación.

Tras 20 años de su estreno en México, cumplidos esta semana, la película de Disney prevalece como la cúspide traslucida de la segunda “época de oro” de la animación en el conglomerado del ratón, sin embargo, poca gente es la que realmente conoce la disrupción y trascendencia de este filme más allá de ser “un clásico olvidado de Disney”.

La historia, también coescrita por sus directores, sigue la vida de Jim Hawkins (Noé Velázquez), un joven rebelde y sin rumbo en la vida quien, tras serle otorgado un mapa hacia “el tesoro de mil mundos”, se embarca en una travesía espacial junto al Dr. Delbert Doppler (Mario Filio), conocido amigo de su familia, y John Silver (Humberto Vélez), un cocinero pirata mitad ciborg, en busca de conseguir el sinfín de riquezas más grande e inimaginable de toda la galaxia.

Para aquellos que recuerdan este clásico como una experiencia vivida en el cine, sabrán que el viaje de Jim Hawkins es una historia que perduró en la racha de clásicos de la animación como uno de los peores proyectos para Disney pues, en su momento, la película dirigida por Musker y Clements recaudó 110 millones de dólares y, si bien no es una suma pequeña para la tradicional taquilla de la época, fue una perdida total para la compañía del ratón que invirtió cerca de 140 millones de dólares ante la experimentación e innovación dentro de los dibujos animados por crear un espectáculo visual de trascendencia para el mundo de la animación.

Con la iniciativa por crear un clásico contemporáneo proveniente de la literatura, ‘El Planeta del Tesoro’ logra ser lo que es; una aventura sideral de reflexión y camaradería entre piratas, gracias a la inspiración que recupera de la obra original, ‘La Isla del Tesoro’ (1883) de Robert Louis Stevenson, donde, usando una metodología de “70/30”, sus directores crearon una historia casi completamente basada en la realidad marinera de Stevenson, pero que tomó ciertas libertades para crear una tonalidad atractiva ante la ciencia ficción emergente durante la década de los 80’s y consolidada en los 90’s.

Buscando ser una historia cool, pintoresca y a la vez leal a su material de origen, la nueva búsqueda del tesoro creó nuevos argumentos que dotaron de una tridimensionalidad mucho más profunda a sus personajes. Algo similar a lo que se está viviendo actualmente con ‘Pinocchio’ de Guillermo del Toro, donde, en busca de explorar un viaje mágico, se recupera la esencia del clásico italiano y, a su vez, el mexicano le da una frescura mística y tangible al niño de madera.

‘El Planeta del Tesoro’ es esa película que, aunque en su momento estuvo nominada a ganar un premio de la Academia por ‘Mejor Película Animada’, no es enteramente recordada por el publico, ya que, con una distribución instantánea y poco perdurada en el cine ante los proyectos taquilleros de la época, los clásicos de Disney lograban consolidar su público, a través de la venta hogareña donde, desde las propias salas de estar, los niños tuvieron la oportunidad de tener un contacto directo y más concreto a las aventuras animadas, siendo así, la travesía de James Hawkins poco a poco comenzó a ganar un público fanático con el pasar de los años tras una apertura a secas.

Dentro de su historia, la película Ron y John destaca por ser una materialización máxima de la creatividad que, entre los destellos de la utopía tecnológica, desarrolla un arco de superación y crecimiento que denota una madurez poco vista entre los títulos de Walt Disney. Aunque cuenta con una narrativa ligeramente consecuencial y predecible bajo el arquetipo lineal del estudio, el “spacetrip” explora un acercamiento mucho más tangible y orgánico al crecimiento por medio de su rebelde protagonista, donde la incertidumbre de tus capacidades y el rezago ante el futuro cobran vida para crear una aventura de autodescubrimiento y catarsis sobre el pasar del tiempo, o “el destino”, como tu prefieras verlo.

Con paisajes que, como una pintura al óleo, reflejan a las estrellas y las distintas partes del espacio como un mar cálido e inmenso que denota múltiples tonalidades entre el azul, rojo, o púrpura en algunas ocasiones, ‘El Planeta del Tesoro’ remarca una etapa critica para el estudio impulsor de la animación que, en busca de siempre “ir más allá” explotando las semblanzas y capacidades de los múltiples estilos de animación de la época, creó una experiencia visual que, acompañada de una clásica banda sonora de tintes irlandeses, crea una simbiosis narrativa en la que la cultura victoriana, la perspectiva adolescente, las posibilidades ante la tecnología y la sensación de aventura entre un entorno marinero, se consolidan en una misma historia.

Entre sus riesgos, la cacería entre piratas destaca por ser uno de los experimentos más desarrollados de la época en el conglomerado del ratón pues, con periodo de más de 4 años por desarrollar el proyecto, la navegación espacial buscó crear algo nuevo y que, con la tecnología más potente de su tiempo, desarrolló una mezcla de la animación donde, además de poder observar sus bellos y profundos escenarios, los espectadores lograron ver 3 distintos tipos de animación en una sola imagen para la época. Recuperando el clásico 2D para la imagen de los personajes, probando el recientemente conocido 3D (o CGI) para algunos seres alienígenas y objetos (como las extremidades ciborg de Silver), y apropiando el ”trazo profundo” (el cual es una animación y coloración 3D de los escenarios que permitió dar profundidad de matices y detalles a cada locación sideral, además de permitir romper con el cuadro “estático” y casi obligatorio para los dibujos animados) en casi todo el filme, el proyecto mezcló múltiples tipos de trazados digitales y tradicionales para hacer una historia pintoresca, natural pero a la vez innovadora que denota todo lo que pudo ser la animación previo a la consolidación forzosa del 3D con las películas de Pixar.

‘El Planeta del Tesoro’ es una mirada creativa a la literatura que, en un refuerzo por el impulso de autenticidad, sobrelleva a la animación a un momento de riqueza natural que, tal como el cine mismo, explota la imaginación por contar historias sin importar las divisiones, estilos o categorías de desarrollo fílmico. Con un enfoque fresco y dinámico, la historia sideral es el viaje de aventura y crecimiento que ahora comienza a ser recordado y que a su vez expresa que, tal vez, una película, como cualquier otra pieza de arte, no necesariamente encuentra su público al instante.

(Foto: Walt Disney Pictures)

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