Eric Rosas
Voz a la academia
La semana pasada comenté aquí en “La Onda Plana” que quizá era el momento adecuado para que la academia iniciara un diálogo con aquellos actores políticos relevantes en el entorno nacional que hayan manifestado ya su interés para contender por la presidencia de México para el periodo 2024-2030, a fin de que durante estos poco más de dos años que le restan al actual sexenio, se pudiera trabajan en conjunto para diseñar un moderno Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) que le permita a nuestro país convertirse en una verdadera economía basada en el conocimiento y enfrentar con posibilidades reales de triunfo a los enormes retos que tendrá en lo que resta del presente siglo.
Por fortuna la respuesta de parte de uno de estos presidenciables no se hizo esperar y, tan pronto como el mismo miércoles anterior, representantes de la Sociedad Científica “Antonio Alzate”, la academia de ciencias naturales y exactas del Estado de México, y heredera de aquella sociedad que naciera en el siglo XIX para honrar la memoria y obra del erudito mexiquense José Antonio de Alzate y Ramírez, fueron invitados a la sede del Senado de la República para realizar una gran convocatoria a la academia de México a integrar un plan para rediseñar el SNCyT.
Conforme a los resultados alcanzados en esta primera conversación, la agrupación científica contaría con el respaldo de la Cámara Alta para llevar a cabo una serie de foros y conversatorios estatales o regionales a lo largo y ancho del territorio nacional, en los que se conocería la opinión de los académicos, docentes e investigadores de todas las instituciones de educación superior y centros de investigación públicos como privados, acerca de ciencia, tecnología e innovación.
Esta serie de espacios de discusión y análisis iniciarían muy probablemente con el comienzo el año venidero y durarían aproximadamente todo el primer semestre para concluir con la entrega al Senado de la República de un documento que permitirá a los legisladores el contar con la voz de la academia obtenida de primera mano, sin intermediarios, y también con ideas concretas de qué aspectos son los que han funcionado bien durante el pasado medio siglo de operación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y cuáles no han aportado suficiente beneficio.
De cristalizarse dicha propuesta, ésta abrirá una oportunidad extraordinaria para que los docentes, científicos y tecnólogos de toso México, puedan acercarse a los organizadores a fin de expresar sus ideas, necesidades, preocupaciones y aspiraciones en el entorno académico. Quizá sea el momento de abordar con profunda seriedad temas como el valor y continuidad del Sistema Nacional de Investigadores, la movilidad laboral nacional para los científicos del país; la actualización de los campos a los que se enfocan muchos de los centros públicos de investigación coordinados por el CONACyT; la estructura del futuro SNCyT y, por supuesto, la vigencia de la dependencia que lo encabeza en el presente.
A reserva de lo que parece sucederá a nivel nacional, dada su importancia para la vida económica y social de México, sería conveniente que dicho ejercicio se replicase en la entidad mexiquense, o inclusive que el Estado de México permitiera realizar la prueba piloto del mismo a fin de que hubiera oportunidad de afinar la metodología que se aplicará en todo el país. En los próximos días será interesante conocer la reacción de los aspirantes a la gubernatura del Estado de México.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
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