Aranxa Albarrán
“Amo Polonia, aquí es donde quiero vivir y sé que puedo ayudar a mi familia y a todos los necesitados de mi país”, mencionó Yehor, con un destelló que marcaba la sombra del Palacio de Cultura de Varsovia, y al cual, por su historia al ser un obsequio ruso, parecen aborrecerlo.
Los acontecimientos actuales a través de los ojos de Yehor son suficientes para formar parte del grupo de jóvenes de la Fundación Caritativa “Life and Peace”, una organización benéfica en diversas partes de Polonia, entre ellas Varsovia y Cracovia.
La fundación está compuesta por 15 jóvenes y adolescentes de Polonia y Ucrania, que han sido soporte a refugiados y personal médico ucraniano de la primera línea por medio de distintas vías: terapia psicológica y emocional a través de la zooterapia, con apoyo económico, medicinal, alimenticia, brindando refugio temporal a quienes lo necesitan; con equipo de primeros auxilios para paramédicos, así como equipo automovilístico para ambulancias afectadas por ataques de bombarderos entre ambos ejércitos.
Yehor Komlyk de 14 años, llegó a Varsovia con su padrastro y su madre en marzo de 2022, su ciudad natal, Dnipró, ha sido hasta el momento una de las más afectadas dado la guerra actual, a tan solo 660 kilómetros de distancia de Odesa, Dnipró juega un papel importante para Rusia, dado que sus origines son parte de la región de Crimea, según el historiador Luis Villavicencio pertenenciente a la UNAM.
Por lo anterior, los ataques y el intento de recuperación para la nación rusa son una constante en el presente. Sin embargo, lo único que desea él es vivir en el sitio que menciona como “la mejor ciudad de todas”: Varsovia. Aunque lo anterior implique en esperar un año más para ser inscrito en la escuela y cursar el último año de secundaria para por fin entrar a la educación media superior que le permitirá alcanzar sus sueños.
Mientras tanto, se levanta todos los días con la intención de ayudar, camina comúnmente por las calles del centro histórico, particularmente la avenida Jerozolimskie, que conecta a la ciudad desde la zona moderna y reconstruida, hasta el casco viejo, hoy considerado como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Otros días, su andar se dirige solamente a la entrega de víveres o a la participación en actividades culturales y artisitcas enfocadas a niños y niñas ucranianas a fin de motivar una sonrisa en sus rostros.
El equipo de Portal Diario compartió la experiencia de estar en la actividad artística para infantes en las calles de Varsovia, a través de la cual dieron la bienvenida al ciclo escolar 2022-2023 y con pintacaritas, carteles y dibujos, la Fundación, así como el trabajo de Yehor por dar bienestar a la sociedad de su nación, resultó positiva.
“Pensamos mi familia y yo, regresar solamente de visita a Ucrania todos los veranos y ya quedarnos a vivir aquí en Polonia. Solo queremos visitar a nuestra familia que sigue allá, como mis abuelos. Estamos felices de estar aquí y ya no queremos vivir nuevamente en Ucrania”, dijo con la seriedad y la inocencia que aún se divisa en su mirada.
Integrantes de la Fundación, aseguraron que estarán lo que resta del año, contribuyendo con los afectados de Ucrania, aunque declaran que ya no se recibe el mismo apoyo, hay quienes todavía aportan a la caridad.
“Ya no es igual, al inicio de la guerra se veía más gente con ganas de ayudar, pero ahora yo creo que la gente también se cansó o puede que piensen que no hacemos buen uso de lo que nos dan, pero ahí están las redes sociales, lo puedes ver en Instagram”, refirió el equipo de voluntarios.
Yehor mencionó que, a pesar de estar lejos de su país, se siente tranquilo de su trabajo diario y contempla que Polonia será un hogar que hará feliz no solamente a él, sino a su familia.
(Fotos: Aranxa Albarrán)
