Aranxa Solleiro
Título de tema: “La número uno de Latinoamérica”
En los albores del amanecer yace taciturna sobre un hombro del cerro del que eran habitantes conejos y demonios de tasmania, las nubes la cubren desde la primera piedra que la edificó, como abrazando a los hijos que de ella serán aprendices para rescatar y proteger lo que los antepasados nos heredaron. Por las tardes, cuando el sol inicia su declive se presenta reluciente, semejando la emergencia de cada uno de los saberes que se desarrollan diariamente y se presenta cual guardián sobre las demás casas de estudio que la observan desde abajo.
Toluca cuenta con la Facultad más antigua de Latinoamerica enfocada a los estudios en turismo. Desde 1958 el espacio académico ubicado en el Cerro de Coatepec Harinas ha sido catalogado como un pionero para desarrollar estrategias educativas que fomenten la preservación cultural, histórica y gastronómica del mundo, México y muy particularmente del Estado de México.
Lo contó Gerardo Novo de los Monteros, investigador, periodista y actual cronista de la institución de la cual escribo: la Facultad de Turismo y Gastronomía, quien ha sido gran precursor de que los estudiantes del turismo conserven una identidad peculiar que auspicie a la protección de los recursos patrimoniales dentro de la República mexicana.
La Facultad de Turismo, a pesar de su magnánimo nombramiento de la QS World University Rankings by Subject 2022 como la número uno a nivel nacional y Latinoamérica, destaca la carencia de elementos que quedan por considerar como aporte esencial para el turismo de México y cualquier zona del globo terráqueo, y es que desde su creación, se ha pensado que los estudiosos de la licenciatura en turismo, anteriormente considerada solamente como una carrera técnica de la Facultad de Humanidades, debe enfocar sus baterías a la operación de empresas turísticas que en su mayoría solamente son vistas como aquellas dedicadas al servicio de hospedaje, alimentos y bebidas.
Los culpables de dicha situación no son los docentes ni mucho menos los estudiantes, sino el notable empeño fundado por la Organización Mundial de Turismo de sacar provecho de los recursos con la imposición de un capitalismo infinito que nos hace pensar que mientras una persona pague por obtener asilo durante una noche y comida por un día en cualquier destino, se realiza turismo.
La temática se discute en distintas ocasiones en las unidades de aprendizaje estudiadas durante cinco años de licenciatura, incluso los grupos se dividen entre aquellos que no tendrán mucha esperanza de salir adelante y aquellos que divisan un futuro esperanzador. Dichos grupos se refieren a las dos líneas de acentuación de las que los estudiantes son pertenecientes al final de sus estudios: “la gestión del patrimonio cultural” y “la gestión de empresas turísticas”.
Entre los círculos de turismólogos se da una guerrilla interna sobre quién sufrirá más en un futuro o quien vivirá cómodamente, pues nos formamos con el pensamiento de que quien trabaje para la iniciativa privada tendrá un camino sin problemas y quien se dedique al cuidado del patrimonio cultural, se morirá de hambre, pues se deben de seguir los lineamientos de aquella Organización que nos dicta qué hacer y qué no hacer cotidianamente.
Aún con los altibajos y después de los esfuerzos fraguados al paso de los años, la Universidad Autónoma del Estado de México por fin voltea la mirada a aquella Facultad que desde arriba observa, se cuelga una medalla preciosa de ser la número uno en el país y América Latina, mientras que nosotros tratamos de mejorar -todavía- lo que aún no se toma en cuenta.
Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com
