Vanessa Baez
Distrito electoral federal 34, 2:00 pm. La casilla instalada por el Instituto Nacional Electoral (INE) desde las 8:00 am –única para dos secciones que congregaron en un mismo espacio– está casi vacía en un lugar tan reducido como lo es la entrada de la Delegación Local de la comunidad de San Antonio Buenavista. Ingresan pequeños grupos de dos o tres personas en tiempos espaciados.
Para el día de hoy se espera la participación de cerca de 1,200 personas votantes de la lista nominal por sección, de las cuales apenas se alcanza el número de 100 votantes a seis horas de haber comenzado la jornada electoral, es decir, solo un aproximado de 8.3% de la comunidad ha salido a ejercer su voto a 4 horas del cierre de casillas para decidir la revocación de mandato del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ayer por la noche escuchaba una conversación familiar donde decidían si votar o no. Por una parte, había quien no estaba enterado de que hoy sería la votación, pero tampoco faltaba quien analizara y argumentara meticulosamente sobre su desición. Escuchar a mi madre decir que un proyecto político a escala nacional necesita su tiempo de formación y continuidad para presentar resultados o no fue contundente, dentro de ella había dudas aún pero su postura, más que a aceptar, llevaba a cuestionar, y por supuesto, que toda decisión informada es una paleta de claros y oscuros, de pros y contras.
Vino a mi mente, ante la falta de asistentes a la votación observada en la comunidad de San Antonio, ¿cuál es el principal motivo de la falta de participación ciudadana en un acontecimiento tan relevante en México? Por supuesto que las respuestas son de carácter multifactorial y que como ciudadana y universitaria apenas puedo dar luz de uno de los rostros de esta complejidad pero tengo claro que hacer uso de nuestro derecho también es parte de la soberanía popular.
Los obstáculos de la participación ciudadana son infinitos, en parte provenientes de la falta de credibilidad en los procesos y mecanismos de la democracia representativa, en las instituciones e irregularidades en materia de transparencia, incluso prevalecen estigmas que asumen que las desiciones del rumbo del país son completamente impuestas o designadas. Ante la mirada de los pocos procesos democráticos de elección que he presenciado los últimos 5 años sé que no sólo es necesario ejercer nuestro voto, sino informarnos y cuestionar constantemente.
En 2018 fui funcionaria de casilla en las elecciones de las que el actual presidente de la República saldría victorioso, el proceso fue metódico e informado, siguió la ruta democrática de la elección pero jamás hubo énfasis sobre el derecho a la libre identidad de las personas. Hoy observé una diferencia sustancial: dentro del área de votación había estrictamente señaladas las “Medidas para garantizar el derecho de las personas trans (travestis, transgénero y transexuales) a participar durante la jornada de Revocación de Mandato”.
En definitiva este es un logro ciudadano y de activismo político y social que permite la inclusión dentro de los procesos e instrumentos de participación. Me queda claro que votar no es la única forma de hacer ciudadanía pero nos permite vigilar, accionar y ser conscientes de las diferencias dentro lo político.
(Foto: Especial Portal)
