26/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Familia y Sociedad / Cómo el egoísmo afecta nuestro desempeño humano

Fecha de publicación:

Laura Barreal Danel 

¡¡¡ Muy estimados lectorxs)!!! Les saludo con mucho gusto, deseando que Usted y su familia se encuentren gozando de plena salud, como consecuencia de los cuidados que han sido recomendados por las autoridades sanitarias. Me complace compartir con ustedes las siguientes líneas, las cuales en ésta ocasión hemos dedicado a la ideología del egoísmo y su afectación en el desempeño de cada uno de nosotros.

Hace poco leí que, en realidad el egoísmo es lo contrario del verdadero amor, ya que este nos hace salir de nosotros mismos y nos hace darnos a lo que amamos transformándonos en la cosa amada, en cambio el egoísmo tiene como centro de todas las cosas a nosotros mismos y hacemos que todo convenga para lo que nosotros queremos, por eso el egoísta no se sale de sí mismo sino que todo lo que haga será buscando su propio interés. El mejor ejemplo del verdadero amor contrario al egoísmo es el de Jesucristo que dio su vida por nuestro rescate sin sacar El ninguna ventaja, solo buscando nuestro bien. Y también podemos tomar los ejemplos de lo santos que por amor a Dios se olvidaron de su bien terrenal y se dieron por completo en el bien del prójimo, pero por amor a Dios, o sea el orden que Jesús enseñó cuando el fariseo le preguntó cuál era el primero y principal de los mandamientos.

En éste sentido y en relación con el tema que nos ocupa, tocaremos a la humildad, como virtud humana y cómo es que ésta, es un atributo que implica el desapego a lo material y la ayuda al prójimo. Por esa razón, es una de las cualidades más valiosas que puede tener una persona, y una virtud muy importante a la hora de vivir en sociedad y así, una persona humilde será capaz de demostrar modestia y dejar de lado el yo para preocuparse por los demás. 

Es muy necesario tener presente que, una persona humilde no es egoísta ni egocéntrica, no se centra en su propia persona y sus logros, ni busca destacarse ante los demás. De esta manera su accionar es objetivo y no se deja llevar por lo subjetivo.

Es un hecho que, la humildad es un hábito difícil de encontrar en la actualidad, cuando vivimos en una sociedad que rebasa de egoísmo, donde las personas viven preocupadas por lo material, por el éxito, por el dinero y por el poder. Sin duda, el egoísmo es una ideología que impacta de manera absolutamente negativa en los comportamientos sociales y reduce en gran medida la participación individual en acciones que conciernen a intereses de mejora social, a partir de esfuerzos y renuncias unipersonales, que en la suma de ellos la humanidad entera lograría la construcción de sociedades fraternas y solidarias y desde luego, con menor sufrimiento.

Por su parte, Monseñor Fulton Sheen, (8 de mayo de 1895-9 de diciembre de 1979) quien fue un obispo estadounidense (más tarde arzobispo) de la Iglesia Católica conocido por su predicación y especialmente por su trabajo en televisión y radio, en su momento, a mediados del siglo pasado, hablaba sobre el ego y el yo en las personas y escribió que, algunos egoístas se defienden como tigres ante la posibilidad de abandonar sus egos, pero una vez que se convencen de que hay una identidad propia, una verdadera personalidad, más allá del ego, entonces ven el cambio no como una pérdida sino como una ganancia. 

El ego es lo que pensamos que somos; el yo es lo que, en realidad, somos.

El ego es el niño consentido: egoísta, petulante, alborotador y mimado, el origen de nuestros errores en la vida. ¡El yo es nuestra personalidad hecha a imagen y semejanza de Dios!

Reflexionemos que en nuestras vidas, lo que es menos bueno debe dejar su lugar a lo mejor de nosotros. El ego debe decrecer y el yo crecer.

 Y esto, desde luego, nos capacita para ejercer nuestra vocación antropológica que consiste en donarnos” y ésta donación nos deja en el interior, la verdadera satisfacción del deber cumplido, comprobando desde la propia experiencia, la realidad de la que habló Fulton Sheen al afirmar que nuestra personalidad no puede crecer sin estar en comunión con otras personalidades. 

 Por su parte, Diego Pinilla-Rodriguez y Patricia Sánchez-Recio se refieren a Thomas Hobbes (5 de abril de 1588 @ 4 de diciembre de 1679),   filósofo inglés,  a finales del siglo XVI, destacando que fue Hobbes el primero dentro de la tradición liberal en abordar la dicotomía entre egoísmo y altruismo, con el fin de construir una explicación de la vida política y social. Por otra parte, Hobbes es reconocido en la teoría filosófica o política por su visión paradigmática de la naturaleza humana como una naturaleza egoísta. 

Sin embargo, es necesario no olvidarnos de que poseemos libertad interior” para elegir” nuestras propias acciones, asumiendo la responsabilidad que implican las consecuencias de las mismas

Tengamos presente que, cuando el ego domina nuestra vida, podemos caer en las siguientes actitudes: 

         – Vituperamos pequeñas faltas en los demás y excusamos grandes errores en nosotros

          mismos;

         – Vemos la paja en el ojo ajeno e ignoramos la viga en el nuestro.

        – Somos injustos con los demás y negamos que haya falta en nuestra actitud; otros hacen lo

          mismo con nosotros y decimos que debieran conocer mejor las cosas.

        –     Odiamos a otros seres y a ese odio lo calificamos de “celo”;

       –    Halagamos a otras personas teniendo en cuenta lo que pueden hacer en nuestro favor, y a

            esto lo llamamos “amor”;

        –     Les mentimos, y esas mentiras las justificamos denominándolas “tacto”.

       –      Somos remisos para defender en público los derechos de Dios, y a eso lo calificamos como

              prudencia                                    

  • Procedemos egoístamente, hacemos a un lado a otros seres, y esa actitud es ante nuestros ojos “procurar nuestros justos derechos”;
  • Somos severos críticos de los demás y decimos que “enfrentamos valientemente los hechos”;
  • Nos rehusamos a abandonar nuestra vida de pecado, y a cualquiera que así procede lo tildamos de “escapista”.
  • Nos cuidamos excesivamente y decimos “cuidar la salud”;
  • Juntamos más riquezas de las que son necesarias para nuestra situación en la vida y decimos procurar la “seguridad”;
  • Nos causa disgusto la riquezas de los demás y nos vanagloriamos de ser “defensores de los sumergidos”;
  • Negamos inviolables principios de justicia, nos aseguramos con toda firmeza en el aire y decimos ser “liberales”.
  • Empezamos nuestras frases con el pronombre “Yo”, y condenamos a otras personas como inaguantables, porque desean hablar acerca de sí mismas, siendo así que nosotros deseamos hablar acerca de nosotros;
  • Arruinamos la vida familiar por medio del divorcio, y decimos que nos es preciso “vivir nuestra vida”;
  • Creemos ser virtuosos… simplemente porque 

                                                                                Y…..¡¡¡¡Hasta la próxima, queridxs lectorxs!!!!!

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