En el escenario del Teatro “Tere y Ángel Losada”, del Centro Cultural Mexiquense Anáhuac, Elisa Carrillo, primera bailarina del Staatsballett de Berlín, en compañía de estrellas de la danza internacional, deleitó al público del Estado de México con su ya tradicional Gala “Elisa y Amigos”.
Después de más de un año de no bailar en escenarios de México, la texcocana se dijo agradecida de que su estado la reciba y que las autoridades de cultura de la entidad apoyen incondicionalmente al festival y el impulso de la danza.
Así, acompañada de Yolanda Correa, Kristina Kretova y Evelina Gudonova, primeras bailarinas, Elisa Carrillo presentó Pas de quatre, una coreografía de Jules Perrot, con la que robaron los aplausos del público.
Esta gala, que se realiza en el Estado de México desde 2012, es una oportunidad de disfrutar de lo mejor de la danza internacional en un mismo lugar, por ello, salieron al escenario Dinu Tamazlacaru, para interpretar Paganini, una coreografía de Mauro de Candia, en la que el ritmo lo pone un incansable violín que desemboca en perfectos movimientos de la danza contemporánea.
Continuaron con una singular pieza, aclamada por el público, El Corsario, a cargo de Aran Bell y Skyla Brandt, ambos provenientes del American Ballet Theatre. Inmediatamente se apropió del escenario Igor Tsvirko, invitado del Bolshoi Ballet, quien presentó Le Borgeouis, una divertida historia que muestra el dinamismo y fuerza del bailarín.
Para mostrar su versatilidad como bailarina, Elisa Carrillo salió al escenario en compañía de su esposo, el también primer bailarín Mikhail Kaniskin, para deleitar al público con la pieza Rassemblement, coreografía de Nacho Duato.
Siguió La Sílfide y el escocés en la que Tamazlacaru y Godunova conectaron perfectamente los movimientos, su pasión por la danza y carisma para transmitir su energía al auditorio.
Así continuó con A new american romance, una pieza que enamoró con su bella historia y sus precisos movimientos contemporáneos. Luego Duetto Inofenssivo con Elisa y Yolanda, una dupla que, con coreografía de Mauro Bigonzetti, provocó en el auditorio lágrimas, aplausos y gritos de admiración, que también fueron dirigidos al pianista Jozef Olechwoski.
Una vez más salieron al escenario Kretova y Tsvirko para bailar El Quijote, lo que dio paso al gran final en el que todas y todos los bailarines hicieron vibrar el escenario en un derroche de talento.
(Foto: Especial)
