Claudia Elisa López Miranda
Integrante del Círculo Feminista Alaíde Foppa
El Congreso local de Veracruz aprobó, con 25 votos a favor, la iniciativa para legalizar el aborto hasta las 12 semanas de gestación, además de ello, eliminó el plazo de 90 días para la interrupción del embarazo en casos de violación. Con esto no sólo se ponen en marcha algunas de las acciones pendientes de la Alerta de Violencia de Género (AVG) por agravio comparado decretada en 2017, sino que Veracruz se convierte en la cuarta entidad que garantiza el derecho al aborto legal.
De esta forma, se atiende una de las demandas fundamentales del movimiento feminista en nuestro país. Desde las primeras apariciones del término maternidad voluntaria en las conferencias públicas de los años 70, hasta la fecha, los argumentos a favor de la interrupción del embarazo se han ampliado de manera significativa. Hoy ya no sólo se habla de la dimensión económica del fenómeno, o de su importancia en términos de salud pública y justicia social, sino que hay un énfasis reiterado en la libertad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo.
En México el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) ha jugado un papel fundamental en el énfasis del derecho de las mujeres a decidir. En 1992 GIRE presentó la primera encuesta nacional sobre el aborto, elaborada por Gallup, cuya columna vertebral era la pregunta ¿quién debe tomar la decisión de un aborto?, a la que el 78% de los y las encuestadas respondió que la mujer. La encuesta se realizó consecutivamente dos años más, confirmando la tendencia y logrando resonancia en los años posteriores. Hoy son miles las organizaciones de mujeres que subrayan el derecho a elegir como la demanda fundamental.
Decidir sobre el propio cuerpo es un principio humano básico, sin embargo, el cuerpo de las mujeres ha sufrido una sujeción histórica a las normas sociales, a la moral en turno o a la decisión de los hombres. En este sentido, la aprobación en Veracruz, en Hidalgo, en Oaxaca y en la CDMX de la interrupción del embarazo, es por un lado, un desafío al sometimiento de los cuerpos de las mujeres y por otro, una contribución al pleno ejercicio de los derechos humanos. Ojalá no pase mucho tiempo para que la marea verde inunde todo el país y que nunca más una mujer sea juzgada, maltratada, encarcelada por ejercer su libertad de elegir.
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