Gabriela Alejandra y Claudia Elisa López Miranda.
Integrantes del Círculo feminista Alaíde Foppa

El pasado sábado 27 de febrero tuvo lugar la segunda sesión del Círculo feminista Alaíde Foppa, en la que la Doctora Belén Nogueiras García habló de la relevancia que tuvo el movimiento feminista para visibilizar el papel de las mujeres en el cuidado de la salud y la necesidad de conectar sus enfermedades psicológicas, físicas y emocionales con sus condiciones de vida.

La Doctora Nogueiras García es psicóloga clínica con máster y doctorado en estudios feministas y de género por la Universidad Complutense de Madrid, aunque aclaró que su verdadero máster ha sido el movimiento feminista, que la oportunidad de compartir y luchar junto a tantos colectivos es en realidad el verdadero aprendizaje, un conocimiento que después se incorpora a las reflexiones académicas o científicas.

Nogueiras García hizo un recorrido histórico del movimiento desde la lucha de las mujeres en la ilustración por el derecho a la educación y a la vida pública, hasta las feministas de la cuarta ola que han puesto nuevamente a debate temas que se consideraron por mucho tiempo exclusivos del ámbito privado: la sexualidad, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, las emociones, etc.

Una de las figuras más potentes de las que se habló en las sesión fue la de las sanadoras: brujas, enfermeras, matronas, médicas, trabajadoras sociales, mujeres con un enfoque integral de la salud, como cuidado, como conocimiento y como espacio para reforzar lazos comunitarios.

De ahí la importancia de re-historizar las ciencias de la salud, de realizar una suerte de arqueología que recoja evidencias de la importancia de las mujeres en dicho campo, pues la sanadoras, según Nogueiras, ocupaban en exclusividad este espacio hasta los siglos XIII y XVI, en que se instituye la universidad y se les niega el acceso al conocimiento, confinándolas a una posición marginal, por no decir nula. Las mujeres fueron condenadas al exilio, despojadas de saberes y prácticas sobre sus cuerpos, no obstante, por siglos han luchado con valentía. Las brujas que fueron quemadas en el pasado por reunirse clandestinamente para aprender y enseñar a sanar, se parecen mucho a las mujeres que hoy acompañan a otras, en la clandestinidad o en la legalidad a decidir sobre su salud y su vida.